Estos dos países están orientados hacia un debilitamiento del sistema neoliberal y un fortalecimiento del sentido social. En ellos la pobreza y la impunidad van decreciendo.
En Paraguay sucede lo contrario. Aquí se incentiva el sistema neoliberal y el gobierno carece de sentido social. Por eso, entre nosotros cada día existen más pobres y mayor es el abismo que separa a los ricos de los empobrecidos.
En Paraguay las palabras y gestos de Francisco han de ser bien claros y con un mensaje que todos comprendan.
Si los indígenas, dueños primeros de estas tierras, están actualmente olvidados, como los más pobres entre los pobres, es de justicia que debería ser con ellos la primera reunión del papa en el país.
Si los campesinos son asesinados, dejados sin tierras y fumigados, una conversación larga del Papa con ellos se hace necesaria.
Si a los bañadenses se les quiere desalojar, si hay presos políticos, si la causa de la masacre de Curuguaty está llena de irregularidades, si se sufre demasiado en Concepción, el Papa tiene que influir personalmente para remediarlo.
Con todo respeto, voy a seguir repitiendo todo esto. No me dejen solo.