Las autoridades incautaron unos 2,5 kilos de alimentos en mal estado o con fecha de caducidad ya superada y en 22 de los 24 restaurantes comprobaron que los funcionarios no se protegían con guantes para manipular los productos.

En algunos de los locales, señaló Procon, “el riesgo de contaminación era aún mayor porque la basura se trataba manualmente”, en vez de con un sistema mecánico de pedales.

También constataron infracciones como negarse a brindar agua de manera gratuita a los clientes que la solicitan, tal como obliga la ley.

Esas violaciones a las normas sanitarias, que se repiten habitualmente en otros países de la región -como sucedió por ejemplo el año pasado en Uruguay, donde la empresa fue sancionada por la alcaldía de Montevideo con la máxima multa contemplada en la legislación local por comercializar alimentos vencidos- son menores comparadas con las violaciones a las normas laborales acostumbradas por la compañía.

La Confederación Nacional de Trabajadores de Turismo y Hospitalidad (CONTRATUH) se ha cansado de denunciar a Arcos Dorados (la franquicia que administra los más de 2.000 restaurantes de la transnacional en América Latina) por sus continuos ataques a los derechos de sus trabajadores y ex trabajadores en Brasil.

Las denuncias abarcan irregularidades salariales, en las condiciones de trabajo, fraudes en la documentación, actitudes antisindicales…

El presidente de la CONTRATUH, Moacyr Roberto Tesch, dijo recientemente que la Confederación intenta desde 1990 que se le ponga coto a esta empresa.

“McDonald’s piensa que Brasil es una tierra sin ley. Cualquier empresa tiene que tener un contrato social formal y otro con la sociedad.

Si esa empresa no tiene responsabilidad social con los trabajadores brasileños no está cumpliendo con sus obligaciones”, declaró el sindicalista.