Estados Unidos y Brasil son dos pesos pesados de la industria avícola mundial. En ambos, las condiciones de trabajo en el sector son muy malas, tirando a pésimas. Con algunas diferencias: en Brasil, las luchas gremiales y las fiscalizaciones y multas por parte del Ministerio Público del Trabajo han logrado frenar algunos de los atropellos más flagrantes de las empresas, mientras en Estados Unidos, la baja tasa de sindicalización, las presiones de las corporaciones y la actitud del gobierno hacen que el panorama sea particularmente oscuro.