27
Noviembre
2014
Brasil Haiti | FRIGORÍFICOS | INMIGRACIÓN

Porque aún no llueve café en el campo

A fin de año habrá 50 mil haitianos en Brasil

En Cascavel, Gerardo Iglesias
renato martins 714x345 Foto: Gerardo Iglesias
Martins es profesor de sociología en la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA), creada en 2010 por el ex presidente Lula, ubicada en la ciudad de Foz de Iguaçu, una región de triple frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina. La Rel conversó con él en la ciudad de Cascavel, estado de Paraná, donde junto a un equipo de estudiantes avanzados está realizando una investigación sobre la inmigración haitiana a esa región de Brasil.

-¿Qué es la UNILA?
-Es un hermoso emprendimiento educativo que ya tiene estudiantes de 16 países de América Latina y Caribe, profesores de doce países, y estamos terminando este año de formar nuestra primera generación de egresados, en este caso de Relaciones Internacionales. Es un bello experimento de integración por medio de la educación superior.

Un aluvión de migrantes
Nuevos rostros en el sur de Brasil

-¿Cómo comenzó vuestra investigación sobre los migrantes haitianos?
-Casualmente, como muchas investigaciones. Estando en Foz de Iguaçu un día vi a una señora y un adolescente que hablaban en creole.

Me aproximé a ellos y nos pusimos a conversar, y supe que muchos de los haitianos que estaban intentando ingresar a Brasil por el estado de Acre que tiene fronteras con Perú y Bolivia no lo estaban consiguiendo. Había mucha lluvia, los caminos estaban inundados y no tenían cómo pasar por donde lo hacían habitualmente.  

Los que conversaron conmigo aquel día habían logrado llegar a Buenos Aires, luego a Puerto Iguazú, del lado argentino de la triple frontera, y de ahí a Brasil.  

La historia que contaban me conmovió como persona, y también me interesó como profesor, sociólogo e investigador. Ellos -una señora de 55 años y un adolescente de 16- habían llegado a Brasil pero no sabían exactamente dónde estaban, y muchos menos para dónde irían. Mencionaban a São Paulo, donde ya había haitianos que habían pasado por Acre.  

Pero en aquel momento se vivía una pequeña crisis entre los gobiernos de Acre y São Paulo en relación con el ingreso creciente de este contingente de haitianos al país. Sabía que la situación en São Paulo sería muy complicada para ellos porque allí había ya una gran cantidad de haitianos que estaba prácticamente en la calle.

Por eso les aconsejé que vinieran a Cascavel donde hay un importante número de haitianos viviendo y trabajando.  

-Y aceptaron la propuesta…
-Cuando los traje desde Foz encontré un grupo de haitianos que los acogió. Ahora ya están viviendo en su propia casa, ha venido otra hija de la señora junto con una amiga que a su vez ya tiene un hijo pequeño nacido en Brasil. A partir de ese contacto inicial nació el propósito de comenzar una investigación.

Haití expulsa a sus jóvenes
Carne fresca para los frigoríficos en Brasil

-¿Cuántos haitianos hay en este momento en Brasil?
-Según el Ministerio de Justicia habría hoy cerca de 25 mil haitianos viviendo en el país. A fin de año seguramente llegarán a ser 50 mil, y seguirán llegando. Una gran parte ya tiene Permiso de Trabajo, expedido por el Consejo Nacional de Inmigración, un órgano del Ministerio de Trabajo que proporciona ese documento.

Otros tienen estatus de refugiados reconocido por el Ministerio de Justicia por medio del Consejo Nacional de los Refugiados, en este caso como damnificados por una “catástrofe natural”, en alusión al terrible terremoto que vivió Haití en 2010.

En realidad el refugio se concede normalmente por causas políticas, pero se buscó una forma legal de incorporar a los haitianos a esta categoría para regularizar a los que están entrando sin visa. La presidenta Dilma orientó al gobierno a recibir a estos migrantes como parte de las políticas de integración y solidaridad entre ambos países.

-¿Por qué emigran?
-Se dice que vinieron por causa del terremoto, lo que es cierto ya que ese desastre natural destruyó casi totalmente el país, pero Haití produce emigrantes  desde el siglo pasado, desde antes de la Segunda Guerra Mundial. Por eso no la podemos vincular exclusivamente al terremoto.

Haití tiene una “emigración tradicional”, ya que un tercio de los haitianos vive fuera del país, muchos en República Dominicana, pero también en Cuba, América Central, las islas Antigua y Barbuda, las Guyanas, Quebec, Francia... Es tan grande la diáspora que existe un Ministerio dedicado a los haitianos que viven en el exterior.  

Para nosotros es importante comprender por qué emigraron, por qué eligieron Brasil ya que muy pocos conocen el portugués, es más lejos y más caro llegar acá, y por qué vinieron a Cascavel.

Mano de obra barata
Salarios pobres

-En este momento Brasil atrae migrantes de muchas partes…
-Es un momento peculiar del país, con pleno empleo, y ellos están encontrando ofertas de trabajo sobre todo en la región sur, y particularmente en la industria de la alimentación fuertemente localizada en Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul.  

Decidimos por tanto iniciar un abordaje a partir de Cascavel. Quiere decir que es un estudio de caso para hacer un perfil de este migrante que hoy vive en esta ciudad, y que en nuestra opinión deberá extenderse a otras regiones del país para comprender a fondo quién este éste nuevo ciudadano.

-¿Cómo empezaron a llegar a Cascavel?
-Dicen que el primer movimiento fue de unas empresas que fueron a Acre para contratarlos. La industria de la alimentación de aquí se parece a la del resto del mundo. Es una línea de producción muy dura, con horarios y rigores que a veces debilitan la salud del trabajador.

Pero todos los haitianos que ingresan allí están legalizados, tienen los mismos derechos que los trabajadores brasileros, ganan los mismos salarios, que no son muy altos pero no son discriminados por ser extranjeros.  

No está ocurriendo lo mismo en otras regiones de Brasil, sobre todo en el ámbito rural, donde el Ministerio de Trabajo ya localizó casos puntuales de trabajo esclavo. Eso aquí no ocurre.

-¿Logran enviar dinero a sus familias?
-Algunos necesitan buscar una segunda fuente de ingresos, y ahí sí se exponen a una situación de informalidad donde quedan expuestos a riesgos graves, no solo para la salud sino por la ausencia de garantías legales, derechos, etc.

Esto ocurre porque los salarios no son suficientes para mantenerse y enviar la remesa a Haití, ya que ellos no vinieron a pasear sino a trabajar para ayudar a sus familias que quedaron allá, y lo que ganan no es suficiente para ambas cosas.  

Brasil está atrayendo migrantes de todas partes del mundo, también porque los brasileros ya no aceptan determinados trabajos por su dureza y la baja remuneración, y los inmigrantes sí los aceptan.

Han llegado sirios, iraníes, nigerianos, ghaneses... Debemos prepararnos, no solo el gobierno y el Congreso actualizando la legislación, también el Ministerio de Justicia para agilizar la documentación, porque inmigrante sin documentos es el más expuesto a cualquier maltrato o abuso.  

-¿En qué está la investigación que han iniciado?
-Nuestra investigación ya tiene unas 60 entrevistas que estamos ordenando y sistematizando junto con otros datos e insumos que nos llegan del Ministerio de Trabajo y de Justicia, lo que nos permitirá componer un cuadro bastante nítido de cuál es la situación.  

El objetivo es dar visibilidad a esto para que quienes elaboran las políticas públicas locales puedan utilizar nuestro trabajo como insumo para adoptar decisiones al respecto.

Estos migrantes están contribuyendo económicamente al país y deben ser respetados y cuidados como cualquier ciudadano.

No debemos reproducir sobre aquellos que vienen a trabajar a nuestro país las relaciones de maltrato que hemos padecido nosotros como emigrantes.

Recordemos que hace dos o tres años hubo brasileros que no conseguían ingresar a España, hasta que Lula mandó de regreso algunos turistas españoles. No debemos reproducir lo que tanto hemos criticado.

 

Publicado por Darío Falero