Luego de más de una semana de protestas callejeras, y una brutal represión que dejó un saldo de al menos 8 muertos y decenas de heridos, miles de ecuatorianos, hombres y mujeres, estudiantes, campesinos y una gran masa de indígenas obligaron al gobierno de Lenín Moreno a dar marcha atrás y derogar el decreto que quitaba el subsidio a los combustibles, entre otras medidas económicas y fiscales que afectaban a la población más vulnerable.
Un pueblo cansado de la miseria y la desidia del gobierno se echó a andar.
Ojalá toda esta energía se transforme en una amplia plataforma de reflexión y lucha para profundizar los cambios que Ecuador necesita y frenar a quienes pretenden rematar la patria al dos por uno, en un outlet donde las transnacionales hacen cola desde la madrugada.
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