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AGRICULTURA SIN AGRICULTORES
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INFOAGRO COLOMBIA
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SEPTIEMBRE
2013
situación conflictiva del mundo actual, de
agudización de contradicciones crecientes,
el imperialismo tiene que mantener esos
colchones de seguridad que no le cuesten
mucho mientras obtiene cada vez mayo-
res ganancias en la medida en que elimina
competidores en la producción de cereales
y alimentos estratégicos.
Es muy importante no dejarnos meter
gato por liebre. Esa propaganda miserabi-
lista de defensa del campesino paupérrimo
y de ataque a los agricultores y empresarios
agrícolas y ganaderos es una política con-
tra la nación, es una política contra la pro-
ducción agropecuaria, es una política clara-
mente imperialista.
Al campesino tenemos que decirle que
debe unificarse con los demás sectores de
la producción agraria para luchar por la
agricultura, por investigación, por crédito
de fomento, para que se cierren las impor-
taciones masivas de productos agrícolas,
primera medida que debería tomarse para
una reactivación en este país. No solo en el
sector agropecuario, sino una reactivación
en general pues al recuperarse el campo
irradia desarrollo para el resto de la econo-
mía y de la sociedad. Todas las palabrejas
de reactivación que se suelten, son pura y
física mentira mientras no se tomen las me-
didas de proteger el mercado interior; que
los 40 millones de colombianos consuman
los productos de la nación. Con la propa-
ganda imperialista que muchos aceptan, se
dice: ¡maldita sea! es mejor comprar lo de
afuera, pues es de más calidad y más bara-
to. Pero Estados Unidos en el siglo XIX y en
buena parte del siglo XX, en su disputa con
las potencias europeas, y especialmente
con Inglaterra, unificó el país para defender
su economía, protegió su mercado interior,
así lo de afuera llegara más barato y de me-
jor calidad. ¿Por qué Estados Unidos es hoy
una potencia? Porque fue inmensamente
proteccionista frente a la Europa más desa-
rrollada de la época, y especialmente frente
a Inglaterra.
Alemania tuvo conflictos grandes con In-
glaterra en el siglo XVIII porque aplicó una
política proteccionista frente a la amenaza
de las invasiones de mercancías y cereales
de Inglaterra. En la situación de hoy, Esta-
dos Unidos hace propaganda por todos los
medios y en todas las formas y tiene inte-
lectuales y gobernantes fletados para de-
fender la libertad de mercado y combatir el
proteccionismo de los demás países, pero
ellos son altamente proteccionistas. Se pro-
tegen en mil formas: controlan el crédito a
los países y empresas que quieran o inten-
ten producir para la exportación y que com-
pitan con los productos norteamericanos.
Pero a nosotros nos imponen la apertu-
ra. Y nuestros gobernantes dicen: ábranse.
Lo peor es que una inmensa cantidad de
personas y dirigentes, inclusive del sindica-
lismo, aceptan que tenemos que abrirnos, y
cuando no se atreven a decirlo así preten-
den meterse por la puerta de atrás con po-
siciones vacilantes, dizque de concertación,
cuando lo que se requiere para el país y es-
pecialmente para la clase obrera es ponerse
al frente de la lucha contra el neoliberalismo
y por la defensa de la producción nacional.
Un caso especial
Colombia tiene una industria azucarera
importante, eficiente, alcanza para exportar
y atiende todo el consumo nacional. Aquí
no se ha importado una tonelada de azúcar.
Este mercado ha estado altamente protegi-
do por los distintos gobiernos desde su na-
cimiento. Es una industria que se ha desa-
rrollado sobre la base del mercado interno.
El Valle del Cauca es económicamente una
de las regiones más importantes de nues-
tro país. Y esa importancia se le debe princi-
palmente al azúcar. Pero a los colombianos