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AGRICULTURA SIN AGRICULTORES
I
INFOAGRO COLOMBIA
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I
SEPTIEMBRE
2013
dicó a producir armas y se olvidó de la pro-
ducción agrícola. Sobre eso hay un enfoque
importante y es que a mediados de la déca-
da de los años setentas, cuando estaba más
aguda la confrontación entre las dos gran-
des superpotencias, se produjo por los grin-
gos lo que se conoció como el “embargo
cerealero”. A la débil agricultura soviética se
le agudizaron los problemas, la sequía cau-
só graves daños a los granos sembrados, el
noveno Plan Quinquenal entró en dificulta-
des y, por tanto, se desvanecía la esperanza
de una mejor alimentación para los sovié-
ticos, a menos que se acudiera a multimi-
llonarias compras de cereales extranjeros,
y sólo Estados Unidos podría disponer de
tales cantidades. Después de largas e in-
tensas negociaciones en las que participó
el gobierno norteamericano al más alto
nivel (el presidente Gerald Ford y el secre-
tario de Estado Henry Kissinger estuvieron
pendientes de ellas, dando orientaciones
personalmente a sus negociadores), le im-
pusieron sus condiciones a la URSS. Por eso
algunos platean que ahí empezó el declive
de la superpotencia del Este.
El hecho concreto es que desde ese mo-
mento Estados Unidos pudo hacer y des-
hacer en el sector agropecuario y, especial-
mente, en la producción cerealera. No hay
quien le compita. Se da el caso del arroz, por
ejemplo. Estados Unidos está en un puesto
secundario entre los productores de arroz,
pero es el tercer exportador mundial (solo
produce el 1.5%del total en el mundo). ¿Por
qué? Porque los gringos solo consumen
una mínima parte de lo que cosechan. Al
contrario, en China prácticamente se utiliza
todo el que se cultiva. En Colombia sucede
lo mismo: somos importantes productores
de ese grano, pero todo se queda para el
consumo interno. Igual ocurre con Tailan-
dia, Japón, Vietnam. En cambio los gringos
colocan en el mercado internacional la ma-
yor parte del arroz que cosechan.
Hace varios años señalábamos que des-
pués de acabar con el trigo, de golpear
mortalmente el maíz, de ponernos a impor-
tar la inmensa mayoría de la cebada que se
consume en el país y debilitar la produc-
ción de sorgo, los gringos vendrían por el
único cereal que nos quedaba, el arroz. ¿Por
qué querían acabar o por qué pretenden
acabar con la producción de arroz? Se debe
señalar que en 1997 entraron más de 400
mil toneladas de arroz a Colombia e incluso
en 1999 se importaron legalmente alrede-
dor de 200 mil toneladas, sin contar el de
contrabando que entra por Venezuela y por
Ecuador, pero que viene es de Filipinas, In-
donesia y Tailandia. La Asociación Nacional
por la Salvación Agropecuaria advirtió que
el objetivo era quebrar la producción na-
cional arrocera. En las bolsas agropecuarias
se manejaban por esos años unos diez o
doce millones de toneladas de arroz al año
que, comparadas con la bolsa de maíz o la
bolsa de trigo, eran una suma ridícula. Pero
para el comercio exterior el mercado co-
lombiano era y es muy importante porque
aquí estamos consumiendo dos millones y
medio de toneladas de arroz pady (lo que
equivale a 1.8 millones de arroz blanco). En
los cálculos económicos de las grandes co-
mercializadoras mundiales quebrar nuestra
producción arrocera y lograr que Colombia
tenga que importarlo es un buen bocado.
Ofensiva neoliberal de Estados Unidos
Después de derrotar a la Unión Soviética
y quedar solo en el mundo como superpo-
tencia, Estados Unidos arreció a comienzos
de los años noventas, como para cerrar bien
el siglo XX, su ofensiva de política aperturis-
ta. En Chile iniciaron su aplicación en 1973,
a partir del golpe de Estado de Pinochet
contra Salvador Allende. Pero en Colombia
fue después del desplome del “socialismo”,
después de 1989, ya que los gringos saben