“La impunidad de este crimen, que está presente en todo México, es alarmante”, dice el organismo, según el cual de las 2.105 denuncias presentadas en el período sólo 756 llegaron a la justicia, que a su vez pronunció únicamente 152 sentencias.

 

La enorme mayoría de las víctimas de este delito (el 82,9 por ciento) son mujeres y un poco menos de la mitad (el 39,2 por ciento) son menores de edad.

 

El informe de la CNDH (“Situación de la trata de personas en México”) establece a su vez que tres cuartas partes de las personas tratadas (77,5 por ciento) fueron mexicanas, y el 15,4 por ciento provenían de unos 33 países, aunque la mayoría de ellas eran de origen centroamericano, presumiblemente en tránsito hacia Estados Unidos. Del resto (7,1 por ciento) no se pudo saber la nacionalidad. 

 

Unos pocos días antes de que se divulgara el informe de la CNDH se conoció otro sobre el mismo tema de la trata elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), centrado en el caso de los inmigrantes llegados a México.

 

En este último se dice que son también cada vez más comunes los casos de hombres, adultos o adolescentes, víctimas de este delito.

 

“Hemos recibido datos relativos a que hombres son forzados a trabajar en distintas formas para grupos de la delincuencia organizada mientras se encuentran secuestrados. Se les recluta para actividades delictivas: el sicariato, el asesinato de otros migrantes o el trasiego de drogas hacia Estados Unidos”, señala el documento, titulado “Derechos humanos de los migrantes y otras personas en el contexto de la movilidad humana en México”.

 

A los niños y adolescentes migrantes tratados las organizaciones del crimen organizado los obligan a su vez a trabajar como “vigías”.

 

Tanto el informe de la CNDH como el de la CIDH ratifican que la explotación sexual es una de las características de la trata de personas, pero no la única.

 

El de la Comisión Interamericana dice que las mujeres extranjeras víctimas de ese delito “también se ven obligadas a servir como mulas (del narcotráfico) y como esclavas sexuales” de sus captores así como a “realizar tareas domésticas en las casas de seguridad o lugares donde tienen secuestrados a los migrantes”.

 

El presidente de la CNDH, Raúl Plascencia, afirmó que el gobierno mexicano no puede seguir ignorando en los hechos el programa nacional adoptado para prevenir, sancionar y erradicar la trata de personas y proteger y asistir a sus víctimas.

 

Y fundamentalmente llamó a erradicar los factores estructurales que generan este delito, como “la desigualdad, la violencia y la cosificación de las personas” y a “promover el respeto a la dignidad de los sectores más desprotegidos”.