En Montevideo,
Brasil
AMBEV Y JBS | ELECCIONES
Grandes empresas financian a partidos y candidatos
La gallina de los contratos de oro
JBS, aporta el 11 por ciento de todas las donaciones
Ilustración: Allan McDonald
Más de la mitad de los mil millones de reales largos donados a los partidos y candidatos que se presentan en las próximas elecciones brasileñas provinieron de 19 grupos empresariales privados, entre ellos JBS y Ambev, una forma, previsiblemente, de intentar comprar impunidad y ganar contratos.
En total, los donantes suman alrededor de 29 mil, pero 2 de cada tres reales provienen de cien grandes contribuyentes y uno de cada dos de los 19 conglomerados corporativos.
Las cuentas, divulgadas esta semana por el diario Estado de São Paulo, llegan hasta el 6 de setiembre, pero es muy probable que aumenten fuertemente antes de la primera vuelta de las elecciones para presidente, parlamento y gobernadores estaduales, el 5 de octubre.
El grupo JBS, principal procesador de carne del mundo, dueño de marcas como Friboi, Swift o Bertín, fue, de lejos el principal contribuyente a partidos y candidatos.
De él provino el 11 por ciento de todas las donaciones, unos 113 millones de reales.
También aparece en la lista otro gigante de la alimentación, la cervecera Ambev, propietaria de Brahma, Antarctica o Skol, entre muchas otras, que donó 41,5 millones, ubicándose en cuarto lugar.
Entre los diez primeros hay también cinco grandes grupos de la construcción (OAS, Andrade Gutiérrez, UTC Engenharia, Queiroz Galvao y Odebrecht) y dos financieros (Bradesco y BTG Pactual).
La minera Vale, otro gigante, juega igualmente en primera fila y está en tercer lugar entre los dadores de fondos.
Las cuentas, divulgadas esta semana por el diario Estado de São Paulo, llegan hasta el 6 de setiembre, pero es muy probable que aumenten fuertemente antes de la primera vuelta de las elecciones para presidente, parlamento y gobernadores estaduales, el 5 de octubre.
El grupo JBS, principal procesador de carne del mundo, dueño de marcas como Friboi, Swift o Bertín, fue, de lejos el principal contribuyente a partidos y candidatos.
De él provino el 11 por ciento de todas las donaciones, unos 113 millones de reales.
También aparece en la lista otro gigante de la alimentación, la cervecera Ambev, propietaria de Brahma, Antarctica o Skol, entre muchas otras, que donó 41,5 millones, ubicándose en cuarto lugar.
Entre los diez primeros hay también cinco grandes grupos de la construcción (OAS, Andrade Gutiérrez, UTC Engenharia, Queiroz Galvao y Odebrecht) y dos financieros (Bradesco y BTG Pactual).
La minera Vale, otro gigante, juega igualmente en primera fila y está en tercer lugar entre los dadores de fondos.
En todas las canastas
El huevo y la gallina
El huevo y la gallina
Todos los principales partidos, sin excepciones, estuvieron entre los beneficiarios.
JBS invirtió la mayor parte de sus dinerillos en el gobernante PT y sus aliados, que apoyan la reelección de Dilma Rousseff, pero también los colocó en la canasta de su principal oponente, el PSB de Marina Silva, y en el PSDB.
Ambev prefirió hasta el momento al PMDB, Bradesco al PSB, pero sin grandes diferencias con el PT; PT y PMDB se llevaron casi el 80 por ciento de los fondos de BTG Pactual, el PT la mitad de lo donado por OAS (la grande de la construcción que figura en segundo lugar entre todos los contribuyentes), y Vale repartió los suyos entre el PMDB y el PT, en ese orden.
El dinero seguirá fluyendo, y una de las conclusiones que se pueden sacar del destino de esos fondos es la imbricación de los grandes grupos empresariales con el Estado.
No hay ninguno que no mantenga relaciones carnales con los poderes públicos, más allá de quién ejerza el gobierno.
Marcelo Odebrecht, el principal ejecutivo de la transnacional de la construcción que fundó su bisabuelo, lo deja en claro; “El tamaño del Estado brasileño no es decisión de este gobierno. Es una decisión de la sociedad, tanto que no veo a ningún candidato queriendo privatizar Petrobras o el BNDES”.
Comprar favores y ganar contratos
Relaciones carnales con el Estado
Relaciones carnales con el Estado
Las corporaciones industriales y financieras brasileñas, alguna de las cuales son de dimensión mundial, han sacado grandes tajadas de las crecientes inversiones públicas.
Y no es casualidad que entre los diez mayores donantes de los partidos haya cinco firmas de la construcción: todas ellas –fundamentalmente OAS y Odebrecht- se han ido diversificando hacia el sector de la defensa, donde el Estado está invirtiendo fabulosas sumas de dinero, y lo seguirá haciendo, visto el creciente papel de Brasil en la región y en el mundo, sea quien sea quien gane las elecciones de octubre.
Las cinco participaron también en las faraónicas inversiones que rodearon al último Mundial, lo harán en las que se vienen, para los Juegos Olímpicos de Río de 2016, y en general obtuvieron buenos beneficios de las obras de infraestructura impulsadas desde los primeros tiempos del gobierno de Lula en el marco del Plan de Aceleración del Crecimiento, una criatura de Dilma.
Las donaciones son, por supuesto, una forma de comprar favores y ganar impunidad. Por ejemplo para que el Estado haga la vista gorda en materia de relaciones laborales y de cumplimiento de normas, como recordaba en una reciente columna en La Rel Enildo Iglesias citando el caso de JBS.
A veces se encuentran con resistencias inesperadas, como la del Ministerio Público del Trabajo, como le sucedió a la grande de la carne, que fue sancionada repetidas veces por incumplimiento de normas laborales en lo que va de este año.
Pero mucho más a menudo ganan. Como era previsible.
Y no es casualidad que entre los diez mayores donantes de los partidos haya cinco firmas de la construcción: todas ellas –fundamentalmente OAS y Odebrecht- se han ido diversificando hacia el sector de la defensa, donde el Estado está invirtiendo fabulosas sumas de dinero, y lo seguirá haciendo, visto el creciente papel de Brasil en la región y en el mundo, sea quien sea quien gane las elecciones de octubre.
Las cinco participaron también en las faraónicas inversiones que rodearon al último Mundial, lo harán en las que se vienen, para los Juegos Olímpicos de Río de 2016, y en general obtuvieron buenos beneficios de las obras de infraestructura impulsadas desde los primeros tiempos del gobierno de Lula en el marco del Plan de Aceleración del Crecimiento, una criatura de Dilma.
Las donaciones son, por supuesto, una forma de comprar favores y ganar impunidad. Por ejemplo para que el Estado haga la vista gorda en materia de relaciones laborales y de cumplimiento de normas, como recordaba en una reciente columna en La Rel Enildo Iglesias citando el caso de JBS.
A veces se encuentran con resistencias inesperadas, como la del Ministerio Público del Trabajo, como le sucedió a la grande de la carne, que fue sancionada repetidas veces por incumplimiento de normas laborales en lo que va de este año.
Pero mucho más a menudo ganan. Como era previsible.
Rel-UITA
18 de septiembre de 2014