04
Octubre
2016
Con Blas de Mir Pidal
“Tener que presionar para que se cumpla el convenio es desgastante”
En Montevideo, Amalia Antúnez
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Blas de Mir Pidal | Foto: Gerardo Iglesias
El presidente del Sindicato número 2 de Nestlé Graneros, al frente de la organización por segundo período consecutivo, conversó con La Rel sobre los cambios estructurales que ha notado en la política laboral de la transnacional suiza en los 30 años que lleva trabajando en la empresa.
-¿Qué cosas han cambiado a lo largo de este tiempo?
-Muchas, y no necesariamente para bien. Cuando yo ingresé, en 1985, la empresa se caracterizaba por una muy buena relación con los trabajadores, basada sobre todo en el respeto de los convenios firmados.
El cambio puede resumirse en que Nestlé quiere ganar más y más sin importar que con esa política se desconozcan los tratados que como transnacional ha ratificado y aplique una clara intención de recortar beneficios históricos como la participación en los resultados, indemnización por despido, entre otras.
Debo destacar que la fábrica de Nestlé Graneros es una de las más grandes. Tiene el mayor número de formatos de producción, es la que más trabajadores tiene y concentra al 51 por ciento de la masa sindicalizada de la compañía en Chile.
-Nestlé pregona que su soporte principal son sus trabajadores…
-Sí, pero se trata apenas de un discurso de la boca para afuera, es para cumplir con los indicadores que ellos se trazan a nivel internacional, pero a la larga el trabajador o la trabajadora pasan a ser un mero número.
-¿En qué momento notas que comienza a cambiar la política laboral de Nestlé?
-Ya en 1991 se dieron cambios en la estructura de la empresa que perjudicaron a los trabajadores.
Al principio Nestlé contaba con una estructura piramidal que permitía al trabajador ascender y aspirar a hacer carrera.
Ahora el esquema es de estructura plana y eso significó congelar niveles y sobrecargar a los trabajadores con nuevas funciones. Y es precisamente esa multifuncionalidad que Nestlé no está reconociendo.
Además tener que estar denunciando todo el tiempo el incumplimiento de los acuerdos es algo completamente desgastante.
-Muchas, y no necesariamente para bien. Cuando yo ingresé, en 1985, la empresa se caracterizaba por una muy buena relación con los trabajadores, basada sobre todo en el respeto de los convenios firmados.
El cambio puede resumirse en que Nestlé quiere ganar más y más sin importar que con esa política se desconozcan los tratados que como transnacional ha ratificado y aplique una clara intención de recortar beneficios históricos como la participación en los resultados, indemnización por despido, entre otras.
Debo destacar que la fábrica de Nestlé Graneros es una de las más grandes. Tiene el mayor número de formatos de producción, es la que más trabajadores tiene y concentra al 51 por ciento de la masa sindicalizada de la compañía en Chile.
-Nestlé pregona que su soporte principal son sus trabajadores…
-Sí, pero se trata apenas de un discurso de la boca para afuera, es para cumplir con los indicadores que ellos se trazan a nivel internacional, pero a la larga el trabajador o la trabajadora pasan a ser un mero número.
-¿En qué momento notas que comienza a cambiar la política laboral de Nestlé?
-Ya en 1991 se dieron cambios en la estructura de la empresa que perjudicaron a los trabajadores.
Al principio Nestlé contaba con una estructura piramidal que permitía al trabajador ascender y aspirar a hacer carrera.
Ahora el esquema es de estructura plana y eso significó congelar niveles y sobrecargar a los trabajadores con nuevas funciones. Y es precisamente esa multifuncionalidad que Nestlé no está reconociendo.
Además tener que estar denunciando todo el tiempo el incumplimiento de los acuerdos es algo completamente desgastante.
No estamos solos
La solidaridad cuenta
-¿Cómo es la relación actual en la planta de Graneros?
-A partir de la visita de representantes de la Rel-UITA y del presidente de Felatran, Melquiades Araújo en julio de 2014, Nestlé puso las barbas en remojo pues se dio cuenta de que no estamos solos, que estamos muy bien asesorados pero sobre todo que tenemos una línea directa de denuncia ante la matriz de la compañía en Suiza.
Pero no deja de ser una empresa muy difícil, seguimos teniendo que presionar permanentemente para que se cumpla con lo estipulado por convenio, para que se respeten las condiciones de Salud y Seguridad en la fábrica, que incluye aplicar determinadas normas para evitar las lesiones por esfuerzo repetitivo que es uno de los grandes problemas que tenemos.
Hemos tenido que recurrir a una agenda de trabajo conjunta con la empresa para ir direccionando las irregularidades que se vienen cometiendo en los últimos años y desde principio de 2016 acordamos un pacto de no agresión con la compañía por el cual el Sindicato no tomará medidas y la empresa no tocará el convenio.
Volveremos a negociar en 2017.
-A partir de la visita de representantes de la Rel-UITA y del presidente de Felatran, Melquiades Araújo en julio de 2014, Nestlé puso las barbas en remojo pues se dio cuenta de que no estamos solos, que estamos muy bien asesorados pero sobre todo que tenemos una línea directa de denuncia ante la matriz de la compañía en Suiza.
Pero no deja de ser una empresa muy difícil, seguimos teniendo que presionar permanentemente para que se cumpla con lo estipulado por convenio, para que se respeten las condiciones de Salud y Seguridad en la fábrica, que incluye aplicar determinadas normas para evitar las lesiones por esfuerzo repetitivo que es uno de los grandes problemas que tenemos.
Hemos tenido que recurrir a una agenda de trabajo conjunta con la empresa para ir direccionando las irregularidades que se vienen cometiendo en los últimos años y desde principio de 2016 acordamos un pacto de no agresión con la compañía por el cual el Sindicato no tomará medidas y la empresa no tocará el convenio.
Volveremos a negociar en 2017.