Página 98 - Libro AGRICULTURA SIN AGRICULTORES

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AGRICULTURA SIN AGRICULTORES
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INFOAGRO COLOMBIA
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SEPTIEMBRE
2013
guna mente sensata la posibilidad de que
el consumo de esos productos se haya dis-
parado en esas proporciones? Desde luego
que no, tal y como lo evidencia el director
de FENALCO cuando revela el descenso en
las ventas del comercio en el país en lo que
va del año. La realidad es que esas impor-
taciones baratas por efectos diversos como
la tasa de cambio o los subsidios que de di-
versas formas otorgan las naciones de ori-
gen a sus productores, están desplazando
nuestra producción y nuestro trabajo.
Hacen fila para declararse en bancarrota
muchos otros sectores productivos: elec-
trodomésticos, metalmecánica, petroquí-
mica, autopartes, arroz, carne de res y un
larguísimo etcétera. Mientras eso sucede, la
otra cara de la moneda se puede ver en Es-
tados Unidos. Por primera vez en seis años,
el superávit comercial que Colombia ha te-
nido con el mayor imperio conocido en la
historia de la humanidad, se ha contraído.
Lo peor, sigue reduciéndose en este año y
el pronóstico es que más temprano de lo
que nadie había imaginado, pasaremos de
superávit a déficit.
El “pobre Peraloca” que encarnara el lla-
mado “coloso del humorismo” o “el hombre
de las mil voces” y que fuera creación del
libretista antioqueño Eloy Alfaro Cadavid,
nunca hacía caso de las advertencias y por
ello siempre terminaba mal.
Hoy ese galán bufo es interpretado por
Juan Manuel Santos. A diferencia del Pera-
loca de Hebert Castro, su inadvertencia ha
perjudicado en materia grave a quienes le
notificaron oportunamente sobre los de-
sastres que causarían los TLC. Ellos, traba-
jadores y empresarios nacionales, serán los
mismos que terminen dejándolomaltrecho
y derrotado mediante las portentosas mo-
vilizaciones sociales que se aprestan a librar
contra la globalización neoliberal y en de-
fensa del trabajo y la producción nacional
Las declaraciones oficiales, proferidas por
el Presidente Juan Manuel Santos y sus Mi-
nistros, por el Gobernador Sergio Fajardo
y su Secretario de Gobierno, acerca de los
bloqueos de vías y de algunos desmanes
cometidos por jóvenes o por ciudadanos
que participan en el paro minero, de mane-
ra obligada nos remiten a la parábola atri-
buida al evangelista Lucas, la que en len-
guaje coloquial describe la hipocresía con
la que muchos resaltan los defectos ajenos,
así sean pequeños, para ocultar los propios,
generalmente mucho mayores.
El Gobierno de Santos ha suscrito, en los
prolegómenos de sendos paros, dos acuer-
dos con los mineros. Uno en diciembre de
2011 y otro en julio de 2012 y en ambos se
ha comprometido solemnemente a ade-
lantar procesos efectivos de formalización
y legalización, al tiempo que a suspender la
estigmatización en contra de esa actividad
tan respetable como cualquier otra.
En lugar de cumplir los acuerdos, Santos
ha acentuado la persecución a la pequeña y
mediana minería, al extremo de expedir un
decreto, el 2235, que permite a un policía
destruir la máquina de un minero que ejer-
ce la actividad sin título, omitiendo el de-
recho a la defensa, al debido proceso y a la
presunción de inocencia, principios funda-
mentales del igualmente hipócrita “Estado
Social de Derecho”. La violencia inconstitu-
cional que proviene de la Casa de Nariño y
ordenada por la Casa Blanca, según Santos
y Fajardo es legítima. Pero ellos mismos
consideran y tratan de hacerle creer a la
opinión pública, que los excesos de unos
pocos en la protesta minera, la desvirtúan.
LA PAJA EN EL OJO
AJENO
Jorge A. Gómez Gallego
Medellín, julio 18 de 2013