Página 52 - Libro AGRICULTURA SIN AGRICULTORES

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AGRICULTURA SIN AGRICULTORES
I
INFOAGRO COLOMBIA
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I
SEPTIEMBRE
2013
Cuando congresistas del Polo destapamos
-porque lo tenían tapado- que poderosas
empresas nacionales y extranjeras, asesora-
das por firmas como Brigard & Urrutia, del
embajador de Colombia en Washington,
violaron la ley para despojar al campesi-
nado de decenas de miles de hectáreas de
tierras de reforma agraria, algunos nos tra-
tan como cuasiculpables y contribuyen con
el tapen-tapen de tres maneras: endiosan
la gran producción agraria, declaran a los
campesinos un obstáculo para el progre-
so y señalan a la izquierda democrática de
enemiga del agro. Antes Colombia no está
peor. Pero vamos al debate.
La primera causa del desastre agrario
colombiano es el libre comercio, diseña-
do para reemplazar el trabajo nacional, de
campesinos y empresarios, por el extran-
jero. Esa política ha avanzado contra la po-
sición del Polo, y mientras se mantenga, el
agro no tiene futuro. ¿Quiénes son los ene-
migos del progreso del campo? ¿Los que
con su neoliberalismo lo tienen postrado o
los que decimos que hay que cambiar la ac-
tual política agraria, la peor posible?
Son prueba reina de la pésima situación
del agro que se importen más de 10 millo-
nes de toneladas de productos del campo,
que apenas haya cuatro millones de hectá-
reas de agricultura y que, a la par, existan
más de 20 millones de hectáreas con vo-
cación agrícola subutilizadas, en medio de
pobrezas y miserias que avergüenzan.
Y Colombia tiene la mayor concentración
de la propiedad de la tierra rural del mundo.
Luego no resiste análisis decir que la gran
propiedad territorial genera automática-
mente desarrollo agrario. La verdad es que
lo que hoy predomina en el campo no es el
negocio de producir bienes agropecuarios
sino el de especular con el alza del precio de
las tierras, convertidas en “lotes de engorde”.
Además, hay muchos estudios, aquí y en el
exterior, que demuestran la alta capacidad
productiva del campesinado libre (http://
db.tt/Iz34qV96), al que quierendespojar para
desplazarlo o convertirlo en jornalero.
Quienes silencian o minimizan la grave-
dad del despojo ilegal de los campesinos, al
rece de toda responsabilidad en esas ejecu-
torias, porque –alega– vendió sus acciones
en la empresa una vez Santos lo nombró
embajador en Washington, en agosto de
2012. Porque las ilegalidades se desarrolla-
ron durante 2009, 2010, 2011 y 2012, cuan-
do Urrutia era el jefe y principal accionista
de su empresa. ¿Acepta el presidente de la
República tan peregrina explicación de su
embajador ante Estados Unidos?
Es conocido el propósito de Santos y Res-
trepo de quitarle al campesinado millones
de hectáreas que hoy por derecho legal y
constitucional le pertenecen, para pasárse-
las a unos magnates nacionales y ojalá ex-
tranjeros. Incluso, han armado un discurso
que reza que lo hacen por su incontenible
amor por los pobres, a quienes llevarán a la
felicidad, una vez logren despojarlos de sus
fincas. Para ese objetivo se han diseñado
productos jurídicos legales, pero también
ilegales, que es diferente, como este de Car-
los Urrutia, el embajador de Colombia en
Washington. Santos tiene la palabra.
¿ILEGALIDAD AL SERVICIO DE UN PÉSIMO
MODELO AGRARIO?
Jorge Enrique Robledo
Bogotá, junio 5 de 2013