No puede haber algo más ajeno a las luchas sindicales y a los objetivos de cualquier movimiento u organización social que se presente como emancipador que este tipo de actos.
El movimiento obrero sólo puede manifestar su repudio ante ataques semejantes, de la misma manera que repudia el intervencionismo constante de las potencias imperiales en sus antiguos patios traseros, que tienen entre sus consecuencias el surgimiento y la expansión de grupos como el Estado Islámico.
La Rel hace suyas en ese sentido las palabras del filósofo español Santiago Alba-Rico, que en una columna de opinión publicada en la prensa de su país señaló: “El atentado de París es una buena ocasión para unir el dolor de los europeos, hoy sacudidos por la brutalidad del EI, y el de los árabes y musulmanes, humillados por dictaduras amigas y asesinados por bombas multinacionales”.