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Los empresarios se lavan las manos
En Buenos Aires, Héctor Morcillo
Argentina
COYUNTURA
43 Congreso Nacional Ordinario de la FTIA
Los empresarios se lavan las manos
Los precios suben, el poder adquisitivo se desploma
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Foto: Nelson Godoy
En un informe presentado en el 43 Congreso, Héctor Morcillo,  secretario adjunto de la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (FTIA), denuncia el papel de los empresarios en el aumento fabuloso de los precios en Argentina y dice que su sindicato no se baja del reclamo de un incremento de los sueldos de al menos 25 por ciento.
Nuestra organización ya desde hace mucho tiempo viene siguiendo con un método propio la evolución de los precios. Ese método fue tomado por la CASIA, la Confederación de Asociaciones Sindicales de Industrias Alimenticias, y es aplicado sistemáticamente para evaluar la evolución de la inflación en grandes conglomerados urbanos como Buenos Aires, Córdoba capital, Santa Fe o Rosario.
 
Según lo que hemos comprobado, desde octubre pasado ha habido una remarcación salvaje en los precios que sin dudas ha deteriorado el poder adquisitivo de nuestros salarios.
 
Hemos denunciado en ese plano la actitud del empresariado, particularmente del sector de nuestra industria, que es el que más ha aumentado en forma injustificada los precios.
 
Hasta octubre, los precios aumentaban a razón de 1,8 por ciento mensual, pero luego pasaron al 4 en promedio, y a más del 5 –llegando a un tope superior al 7- en el sector alimentos y bebidas.
 
En el mismo periodo no hubo recomposición salarial de ninguna naturaleza, con lo cual no nos pueden decir que los trabajadores somos parte del problema, como afirma tan suelta de cuerpo la industria.
 
Hay aumentos que son alarmantes: la yerba Amanda (74,19 por ciento); la  harina de trigo Cañuelas (141,44);  la soda (63,64); el azúcar (más del 85 por ciento); el pan miñón (87 por ciento)…
 
Industriales y supermercados,
los grandes responsables
 
Esto se agudizó en enero, con la devaluación del peso entre 23 y 25 por ciento, pero en nuestro sector el factor de la suba del dólar no debería haber tenido ninguna incidencia, porque en el 60 por ciento de nuestros productos la proporción de materia prima importada es mínima.
 
Esto marca claramente que, más allá de las responsabilidades del gobierno nacional en el control de la inflación, hay un sector de la economía que ha remarcado salvajemente los precios, acompañado esto, obviamente, por las grandes cadenas de supermercados que hoy controlan entre el 60 y el 80 por ciento del mercado de consumo en Argentina.
 
Entre estos dos sectores se han quedado con gran parte de nuestro salario.
 
En noviembre se solicitó a las cámaras empresarias que generaran un puente paritario a los fines de compensar las pérdidas salariales. La respuesta de la Unión Industrial fue absolutamente mezquina.
 
Le elevamos luego varias propuestas de ajuste salarial. En febrero, la CASIA consideró que el sueldo básico mínimo para la actividad de la categoría inicial de la industria de la alimentación debería estar en el orden de los 8.500 pesos, tomando en cuenta los aumentos salvajes de los precios.
 
Una actitud provocadora
 
Representantes de la Unión Industrial y de la Copal (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios) dijeron que las paritarias debían tener una actitud “responsable”, “cuidadosa”, para evitar de que la inflación se dispare y las empresas deban proceder a despidos.
 
Si a más salarios responden con más despidos la actitud ya no es sólo salvaje sino de provocación hacia el conjunto de los trabajadores.
 
Hemos dicho a las cámaras que no nos atendremos a ninguna pauta oficial ni extraoficial, que siempre las hemos superado.
 
Nuestro objetivo sigue siendo obtener un aumento mínimo del 25 por ciento en mayo recuperar lo perdido, y a partir de ahí contemplar la posible inflación futura. 

  

Rel-UITA
28 de abril de 2014
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