Compañeras y compañeros:

 

La Campaña Internacional Contra la Violencia en el Campo fue sugerida por la Rel-UITA y aprobada en el marco del IX Congreso de la CONTAG en 2005.

Las primeras acciones estuvieron dirigidas a dar la mayor visibilidad internacional a las feudales condiciones de trabajo en el sector de la caña de azúcar. El combustible del siglo XXI, como fue bautizado el etanol por los empresarios “usineros”, se produce por una maquinaria movida a sangre, en un régimen de explotación propio del siglo XVI, cuando la caña fue introducida en el país por los portugueses.

 

Antonio Lucas, secretario de Asalariados y Asalariadas de la CONTAG, participó en varios foros organizados por nuestra Internacional en Alemania, México y Nicaragua.

 

El gobierno de Lula llamó finalmente a los empresarios y sindicatos para analizar la situación de los trabajadores en el sector; estamos convencidos de que la Campaña contribuyó con sus denuncias para que esa convocatoria se concretara.

 

Otro ámbito de acción para la Campaña fue el estado de Pará, escenario de una sistemática violación de los derechos humanos y las libertades sindicales.

 

Maria Joel Dias da Costa, “Joelma”, fue el emblema de nuestra Campaña. “Joelma”, viuda del compañero José Dutra da Costa,“Dezinho”, asesinado en 2000 por un consorcio de “grileiros” y hacendados cuando era presidente del Sindicato de Trabajadores Rurales de Rondón de Pará.

 

La historia de este crimen aún impune esta relatada por la propia Joelma y sus hijas en el video producido en 2005 por la Rel-UITA y la CONTAG, con el respaldo del movimiento sindical de Suecia.

 

Joelma recibió el XI Premio Nacional Derechos Humanos 2006 en la categoría Defensores de Derechos Humanos en presencia del entonces presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva.

 

En el momento de recibir el premio, esta mujer, sindicalista y campesina, amenazada de muerte, dominó la emoción y aprovechó la oportunidad para hacer dos pedidos: la creación de una política nacional para los defensores de los derechos humanos, y la implementación de una verdadera reforma agraria. “Cada hombre y cada mujer tienen derecho a la vida. Realizando la reforma agraria, sé que los asesinatos en el campo van a terminar y la impunidad no reinará más”, dijo al finalizar su intervención.

Alberto Broch,presidente de la CONTAG, fue artífice de la Campaña y cumplió una destacada actuación en varios países de América Latina y Europa.

 

Ahora, más recientemente, nos ocupamos del caso del compañero Udo Wahbrink, presidente do Sindicato dos Trabajadores Rurales de los municipios de Vilhena y Chupinguaia, que fue detenido por la Policía en abril del pasado año cuando era desalojado junto a centenares de familias de unas tierras en disputa desde hace más de 20 años.

Veremos también que sucede en Honduras, especialmente en la zona del Bajo Aguán, que se ha transformado en el conflicto más grave en América Central en los últimos 15 años, debido a la violencia ejercida contra campesinas y campesinos, que se agravó aún más después del golpe de Estado en 2009. Por lo menos 57 personas afiliadas o afines a organizaciones campesinas fueron asesinadas desde septiembre del citado año a la fecha.

 

Veremos lo que ocurre en Paraguay, donde está escandalosamente claro que el agronegocio promovió el golpe institucional que destituyó al presidente Fernando Lugo. Donde, como bien lo denunció el Paí Oliva, querido sacerdote jesuita, “Desde el comienzo de  su actuación el fiscal Jalil Rachid se limitó a buscar pruebas para condenar a los campesinos de las muertes en Curuguaty,y no hizo nada para esclarecer la verdad; aceptó solamente denuncias de los policías y no de los campesinos”.

 

La violencia en el campo se extiende por toda la región y está claro que el móvil de los homicidios va más allá de cegar la vida de tantos queridos compañeros y compañeras.

 

Con estas muertes se pretende paralizar por medio del terror todo proceso de Reforma Agraria, se procura amedrentar la acción colectiva de las comunidades en defensa de la floresta, socavar el quehacer de los sindicatos en su lucha por dignificar las condiciones de trabajo y de vida de los asalariados rurales, para que la ignominia del trabajo esclavo deje de ser una execrable realidad que degrada no sólo el medio rural, sino a la sociedad en general y a la humanidad entera. Asimismo, se intenta acallar a las organizaciones que defienden y promocionan los Derechos Humanos.

 

El latifundio y el agronegocio, promotores de estos objetivos retrógados, tienen su brazo armado: sicarios que forman verdaderas milicias particulares, integradas como parte imprescindible a un modelo de producción que además de ser excluyente y violento, constituye un verdadero despojo en términos sociales, ecológicos y éticos.

 

Nuestro compañero y amigo Jair Krischke, presidente del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos, dice con razón: “Mientras el desierto verde de los monocultivos amenaza la vida de miles de campesinos y avasalla a la naturaleza, los mercenarios disparan sus armas sabiendo que la impunidad las volverá a cargar”.

 

Por eso estamos hoy aquí. Por eso AÚN seguimos aquí. Porque somos parte de quienes piensan, sueñan y luchan por un mundo con justicia social, con libertad individual y colectiva, en armonía con la naturaleza, sin violencia y sin impunidad.

 

Y esta es la razón por la cual SIEMPRE seguiremos aquí, junto a los que luchan, junto a los que caen, junto a los que vuelven a luchar, junto a los que nunca se rendirán.

 

Saludamos con mucho orgullo y emoción a este gran Seminario Internacional, y auguramos una excelente y fructífera jornada de trabajo.

 

Basta de violencia en el campo!!!

 

 

VIVA LA CONTAG!!!!