de frigoríficos de Estados Unidos
-Fue un congreso muy grande, con muchos participantes, cerca de 800.
Junto a compañeros de Brasil visitamos un frigorífico en Nebraska. Una de las cosas que nos sorprendió de entrada fue que el 90 por ciento de los trabajadores de los frigoríficos son de origen latino, centroamericanos en su mayoría.
Y lo otro fueron las condiciones de trabajo: pésimas.
Yo pensaba que en un país democrático eso no pasaba. Los 3.000 trabajadores de una de las plantas de JBS faenan unos 4.000 animales por día, trabajan con ropa de calle, las mujeres con faldas, y a un ritmo infernal.
A pesar de eso, vimos que tenemos problemas en común y que debemos unir fuerzas para lograr avanzar.
JBS es el principal exportador de carne del mundo y opera de manera similar en cada país, y las organizaciones sindicales de un lado podemos hacer cosas por los compañeros de otro lugar.
Quedamos en reunirnos nuevamente en octubre o en noviembre próximo para hablar no sólo de JBS sino de la industria frigorífica global y sus problemas.
-Y está el compromiso de que una delegación de Estados Unidos venga a Argentina…
-Sí, van a venir una decena de sindicalistas norteamericanos a Brasil y a Argentina. Lo curioso es que nos toman como ejemplo. Aunque algunos digan que las leyes laborales argentinas son flojitas afuera no lo ven así.
Contamos con leyes que son envidiadas en muchas partes. En Estados Unidos, cuando un trabajador se enferma queda en una situación muy grave, porque el sistema de salud lo manejan los empresarios. Acá se lo contiene.
Esa experiencia que vivimos allá nos hizo reflexionar sobre nuestro modelo sindical y de negociación colectiva y la necesidad de defenderlo con todas nuestras fuerzas.
Yo pensé que cuando llegáramos a Estados Unidos nos íbamos a admirar de un montón de cosas e iba a decir “esto es el ejemplo”, y ahora veo que el ejemplo somos nosotros.