Con Gilberto Vieira
Romper el aislamiento
de los pueblos indígenas
No los protegen ni los ayudan
Foto: Nelson Godoy
Vinculado al Consejo Indigenista Misionero (CIMI) desde 2004, Gilberto Vieira es actualmente secretario adjunto del CIMI. Actuó como coordinador del Consejo en Mato Grosso, uno de los estados brasileños que presenta mayores índices de conflictividad agraria, entre el 2007 y el 2013. La Rel dialogó con él en oportunidad de su participación en el Taller Regional sobre Sector Rural, Cambio Climático y Trabajo Decente, organizado por la UATRE, la Rel-UITA, la CSA y la OIT en Buenos Aires, entre el 22 y el 26 de septiembre.
-¿Cómo comienza tu trayectoria en el CIMI?
-Siempre me interesé y actué en los sectores sociales vinculados a la Iglesia, a la Pastoral de la Tierra, a los movimientos ligados a la Teología de la Liberación.
Al CIMI lo conocí a fines de 1999, pero comencé a buscar contactos a partir de 2002, y en 2003 participé en un curso en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC) sobre la cuestión agraria.
Me invitaron entonces a visitar una aldea en la Prelacía de San Félix junto con mi novia. Allí nos casaron bajo los rituales indígenas y ese mismo año mi esposa regresó para trabajar en la escuela. Yo me sumé al año siguiente y trabajamos con dos pueblos indígenas, Carajá y Tapirapé, durante tres años.
Después continuamos trabajando en la Coordinadora Regional del CIMI en Mato Grosso y desde entonces estamos allí.
-Definimos extremadamente difícil la situación que están enfrentando los pueblos indígenas de Brasil.
-Sí, este año estoy trabajando en el secretariado nacional del CIMI, donde a diario enfrentamos amenazas, hostigamiento, invasión de los territorios demarcados y de áreas protegidas y el asesinato de los líderes indígenas.
Criminalización de la protesta social
Ser líder indígena es delito
En los últimos años, por iniciativa del propio gobierno federal, comenzamos con el CIMI a seguir con mayor intensidad los impactos generados por los grandes emprendimientos que se vinculan a la problemática del conflicto agrario en nuestra región.
En esta etapa lo que notamos es un gran aumento de la criminalización de los líderes indígenas por el solo hecho de serlo. Son frecuentemente acusados de crímenes que no cometieron, las carátulas más frecuentes son asociación ilícita y conspiración, cuando en realidad lo que promueven estos líderes es la recuperación de sus tierras ancestrales.
Hay casos donde toda una etnia es perseguida, como los Tenharim en Rondonia al sur de la Amazonia, que se enfrentan al gran poder de los intereses del capital, en este caso la construcción de una hidroeléctrica.
Los líderes de este pueblo están todos presos, dejando al resto de la etnia completamente desestructurada y a merced de inescrupulosos intereses empresariales.
Aislados hasta por quienes deben defenderlos
Los trabajadores deben cambiar de actitud
-Esta violencia que sufren los indígenas desplazados por la violencia del agronegocio, es la misma que luego sufren los trabajadores esclavizados y súper explotados por los mismos terratenientes.
-Lo que sucede en Brasil es triste, porque ni siquiera los organismos que fueron creados para la defensa de los pueblos indígenas, como la FUNAI, garantizan sus derechos básicos.
Por otra parte, las fuerzas públicas que son las encargadas de defender los derechos de los ciudadanos, los criminalizan y persiguen.
Estoy de acuerdo entonces con el pronunciamiento de la Rel-UITA en este seminario que debemos coordinar recursos y acciones y trabajar en alianza para defender los intereses y derechos que nos son comunes.
-Impunidad y corrupción son el combustible de esta maquinaria que produce tanta violencia…
-Sin dudas es lo que mueve todo este engranaje, que por cierto está muy bien aceitado. Parte del gobierno, la policía, terratenientes -casi todos vinculados al agronegocio- y los grandes medios de comunicación se ponen de acuerdo en reproducir un discurso que enfrenta a indígenas contra trabajadores.
“Los indígenas retrasan el progreso, no les gusta trabajar”… este tipo de discurso, repetido al infinito, termina por incorporarse a los trabajadores o a los pequeños productores rurales. El desafío que tenemos las organizaciones como el CIMI y la Rel-UITA es quebrarlo.
-Se observa incluso con los agricultores familiares, que perciben al indígena como enemigo.
-Sí, lamentablemente es así. Hay estudios que arrojan que la gran mayoría de los brasileños están a favor de la demarcación de tierras indígenas pero en contrapartida, en las regiones donde se registran los índices más altos de conflictividad, se da lo contrario.
La población local se muestra contra los indígenas, pero eso no es fortuito, detrás hay toda una maquinaria panfletaria que reproduce el discurso de los terratenientes y del agronegocio.
Voluntad política
Intensificar la movilización de las minorías
-¿Tenías otras expectativas con este gobierno?
-Sí, pero como tantos otros me decepcioné. El tema de la reforma agraria, tan proclamado durante las campañas electorales, pasó a un segundo o tercer plano después que el Partido de los Trabajadores (PT) llegó al gobierno.
Debo decir que no es un tema de ahora sino que se inició bajo el primer mandato de Lula da Silva. Por lo tanto, es obvio que hay una suerte de decepción generalizada en relación al tema de los conflictos agrarios y la cuestión indígena propiamente dicha.
Lo que pasa actualmente es que hay mucha incertidumbre sobre estas cuestiones en lo que refiere a la lucha por los derechos de las minorías.
Tenemos que partir de la base de que si la sociedad civil no se moviliza, las organizaciones que representamos a las minorías más desfavorecidas tenemos que intensificar la lucha.
Solo así podremos cambiar esta realidad que aqueja a varios países de América Latina, independientemente de los gobiernos de turno.
-¿Cómo evalúas esta cooperación con la Rel-UITA y qué te pareció este taller?
-Ambas cosas fueron muy buenas, porque en este tipo de instancias es que notamos que los conflictos por la tierra no se dan sólo en Brasil.
Y además se van tejiendo alianzas de trabajo que son fundamentales para incidir en ese cambio de la realidad que te mencionaba antes.