Los datos del Informe muestran que ha vuelto a crecer el número de asesinatos de indígenas en 2012. En todo Brasil se registraron 60 víctimas, nueve más que el año anterior. Con 37 casos, Mato Grosso do Sul sigue siendo el estado con el mayor número de casos, seguido de Maranhão, con siete víctimas. Durante la última década, los datos del CIMI indican que al menos 563 indígenas fueron asesinados en el país, siendo que 317 de estas muertes ocurrieron en Mato Grosso do Sul. Los datos presentados por el Ministerio de Salud (Diasei / DSEI) son aún más aterradores por indicar que 43 asesinatos de indígenas se dieron en Mato Grosso do Sul en 2012.
La violencia generada
por la falta de tierra
Los datos del CIMI indican que de las 1.045 tierras indígenas, 339 (32 por ciento) carecen de resolución jurídica, mientras 293 (28 por ciento) se encuentran en estudio. De éstas, 44 están archivadas en el Palacio del Planalto, a la espera de la firma de la presidenta de la República. Con un promedio de cinco homologaciones, Dilma es la presidente que menos ha homologado tierras indígenas en Brasil desde la apertura democrática, en 1985.
“La vida de los pueblos indígenas está ligada a la tierra. Es en su tierra ancestral que “el indio es”. El gobierno federal necesita, urgentemente, saldar esta deuda histórica con los pueblos indígenas. Esta es la única manera de proporcionar las condiciones básicas para la supervivencia física y cultural de esos pueblos", dijo Cleber Buzatto, secretario Ejecutivo del CIMI.
El Informe también señala que hubo un aumento de los casos de invasiones posesorias y de la explotación ilegal de los recursos naturales (62 casos), amenazas de muerte (30 víctimas y un crecimiento del 200 por ciento en comparación con 2011), homicidio culposo (21 víctimas y aumento del 75 por ciento), el racismo y la discriminación étnico-cultural (14 víctimas) e intento de asesinato (1.024 víctimas). En el caso de la violencia relacionada con la omisión del poder público, se produjo un aumento en la desasistencia a la educación escolar (18.865 víctimas) y a la salud (80.496 víctimas) y la diseminación de bebidas alcohólicas y otras drogas (254 víctimas).
Violaciones graves
En noviembre de 2012, en la trágica y truculenta Operación Eldorado, agentes de la Policía Federal y soldados de la Fuerza Nacional destruyeron inúmeros bienes del pueblo Mundurukú, como casas y botes. Adenilson Kirixi Mundurukú fue asesinado y el crimen permanece impune. El mes anterior, los Guaraní-Kaiowá han conmovido a Brasil con una carta en la que, desilusionados por la inminente reintegración de posesión de la zona ocupada por ellos, dijeron que lucharían por sus tierras, incluso si para eso tuviesen que morir en ellas. Erróneamente, la interpretación fue que estaban anunciando un suicidio colectivo. No fue el caso esta vez.
Sin embargo, los datos muestran que el suicidio es la causa de un genocidio silencioso en Mato Grosso do Sul. Nueve Guaraní-Kaiowá se han suicidado en 2012, de un total de 23 suicidios en Brasil. Nuevamente aquí, los datos oficiales son mucho más dramáticos, pues el Ministerio de Salud ha registrado 56 suicidios entre los Guaraní-Kaiowá en el mismo período.
Amenazas a seis grupos de indígenas aislados - Awa Guajá (MA), del Alto Envira y del Valle de Javari (CA), del área del Complejo Hidroeléctrico Madeira y Bom Futuro (RO), de la región de la hidroeléctrica de Belo Monte, en el Rio Xingú y de la cuenca del río Tapajós (PA) - también aparecen en el Informe, ya que los impactos de estos megaproyectos de infraestructura hacen que la amenaza de la extinción de estos pueblos sea una posibilidad cada vez más real.
Los datos del Informe se obtuvieron a partir de los relatos y denuncias de los pueblos y organizaciones indígenas, de informaciones recogidas por los equipos de los 11 regionales del Cimi, de noticias divulgadas por la prensa, además de informaciones obtenidas por los organismos públicos que prestan asistencia a las comunidades. Hay relatos de casos en que han sufrido violencia, comunidades enteras, pero en algunas no hay el número exacto de víctimas totales, lo que demuestra que los datos del Informe son incompletos y que la violencia contra los pueblos indígenas de Brasil presenta un número de víctimas aún mayor que lo que el Informe relata.
La falta de voluntad política
Para la estructuración de las unidades de salud, sólo R$ 26 mil, unos 12 mil dólares (8,70 por ciento) de los R$2,3 millones de reales liquidados (1,03). De los más de R$ 15 millones previstos para la demarcación y regularización de las tierras indígenas, fueron ejecutados sólo R$ 5,9 millones, 2,6 millones de dólares (37 por ciento). Y de R$ 1,5 millón 750 mil dólares previsto para apoyar el desarrollo sostenible de las comunidades, sólo R$ 75 mil, 33 mil dólares aproximadamente (5,06 por ciento) fueron gastos en 2012.