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Madre coraje
En Montevideo, Daniel Gatti
Uruguay
MUJER
Homenaje a Luisa Cuesta
Madre coraje
Plan Cóndor
 
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www.lagunamerin.net
A sus 94 años, Luisa Cuesta es una de las principales referentes de la Asociación de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos de Uruguay. El Correo Uruguayo la homenajeó editando un sello con su foto, con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Es un ejemplo de perseverancia, lucha y defensa de los derechos humanos”, apuntó la institución estatal al justificar su decisión de rendirle un tributo que se suma a otros recibidos por Luisa.
 
Cuesta es una de las pocas sobrevivientes del grupo de madres que inició, a fines de los años setenta, la búsqueda de sus hijos secuestrados y desaparecidos por la dictadura en Uruguay y en países vecinos que participaron del Plan Cóndor de exterminio de opositores.
 
Su único hijo, Nebio Melo Cuesta, padre de una chiquita de cuatro años, fue secuestrado en febrero de 1976 en Buenos Aires, pocas semanas antes del golpe de Estado comandado por el general Jorge Rafael Videla, por efectivos combinados de la policía y el Ejército argentinos, en colaboración con militares uruguayos.
 
La búsqueda incesante
 
Aún en plena dictadura, haciendo el periplo habitual de todo familiar de desaparecido movilizado en búsqueda de algún dato, una información, por menor que fuera Luisa movió cielo y tierra: tocó puertas, escribió cartas, presentó recursos, se reunió con dios y con el diablo.
 
Lo hizo primero en Buenos Aires, después en Holanda, donde se exilió luego que Naciones Unidas le anunciara que ya no podía “asegurarle protección”, y finalmente en Uruguay, donde retornó a la caída de la dictadura, en 1985.
 
En Holanda había participado en la fundación de una asociación en el exilio de familiares de desaparecidos uruguayos, y a su regreso a su país se sumó al grupo local de “las viejas”, que durante muchos años batallaron solas en pos de “verdad y justicia”.
 
Cuando en 1996 se realizó la primera Marcha del Silencio por las calles de Montevideo en reclamo de castigo para los culpables de violaciones a los derechos humanos e información sobre el paradero de los desaparecidos, Cuesta, con su figura menuda y 76 años encima, estaba en primera fila.
 
Desde entonces no ha faltado a una sola de esas citas anuales que se convirtieron con el paso del tiempo en la mayor manifestación política “regular” en Uruguay, que reúne a varias decenas de miles de personas cada 20 de mayo.
 
Presa y encapuchada
 
La propia Luisa conoció las prisiones uruguayas por su actividad como sindicalista. Trabajaba como administrativa en un taller de chapa y pintura, y la detuvieron varias veces, antes y después del golpe de Estado del 27 de junio de 1973.
 
La última de sus detenciones, en un cuartel del ejército en su ciudad natal, Mercedes, duró siete meses. Estuvo encapuchada y con los ojos vendados. Al recobrar su libertad, a fines de enero de 1974, su hijo ya se había ido del país.
 
Luisa debía presentarse todos los meses ante las autoridades militares en Mercedes, pero a mediados de 1975 decidió escaparse a Buenos Aires a reunirse con Nebio y su familia.
 
Argentina, el último país del Cono Sur todavía sin dictadura, ya se estaba convirtiendo en una trampa para los miles de refugiados latinoamericanos, víctimas de secuestros y asesinatos de grupos paramilitares amparados por el gobierno de Isabel Perón.
 
Apenas unos días permaneció Luisa en Buenos Aires. Fueron los últimos en que vio a su hijo.
 
11 de marzo de 2014