20140318 lacteos 3er congreso

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El éxito de una estrategia colectiva
Rel-UITA
Argentina
3ª CONFERENCIA
Con Ron Oswald
El sector lácteo de la UITA
El éxito de una estrategia colectiva
Una Conferencia "Plus"
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Foto: Nelson Godoy
En el marco de la 3ª Conferencia del Sector Lácteo de la UITA celebrada en Sunchales, Argentina, la Rel dialogó con Ron Oswald, secretario general de la Internacional. Una larga conversación que analizó los resultados de la Conferencia, la actualidad del sector en la UITA, la relación con las transnacionales, la cruda realidad europea actual, las posibles estrategias para enfrentar a las corporaciones, la crisis mirada desde los trabajadores, el imprescindible compromiso del estamento político con los objetivos populares…
-¿Cuál es tu evaluación de esta Conferencia?
-Esta 3ª Conferencia tiene dos aspectos resaltables: uno muy importante es la presencia de tantas delegaciones internacionales en un evento tan relevante para Sunchales, para Atilra y para la región como es la inauguración de este formidable Centro Educativo Tecnológico.

Todos estamos muy impresionados con el compromiso de Atilra hacia la salud y la educación de la comunidad, más allá de su papel primario que es la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras del sector.

Creo que ha sido un honor para todas las delegaciones haber podido participar en un momento histórico como éste, que además consolida la imagen que ocupa Atilra a nivel mundial en el seno de nuestra Internacional.

Este emprendimiento está destinado a irradiar su influencia no sólo en la zona de Sunchales o en Argentina, sino también a nivel regional de toda América Latina para la capacitación en el sector lácteo.

Por eso podemos decir que ésta ha sido una "Conferencia Plus".

-¿Cuál es el segundo aspecto resaltable?
-La confirmación del acierto de abrir un espacio político en la UITA para la organización del sector lácteo a nivel mundial.

Este no sólo tenía la meta de construir una red entre nuestras afiliadas, sino también focalizar algunos aspectos del sector desde los productores hasta la venta de productos lácteos. Nuestra prioridad es detectar dónde y cómo la UITA puede aportar algo más, y en este caso es presionando los intereses patronales internacionales.

Un sector en pocas manos
Creciente presencia de las compañías transnacionales

En este sector -como en otros- el crecimiento de los intereses de las transnacionales es insaciable, con consecuencias sobre la tierra, sobre la genética animal, sobre el empleo en la industria, sobre los productores. Un sector cada vez más concentrado en menos compañías.

Para la UITA esta Conferencia es un momento muy importante para monitorear en qué punto estamos con estas transnacionales, decidir cómo nos vamos a organizar y cómo vamos a sindicalizar más gente en las cadenas de estas transnacionales.

Es difícil porque en algunos países siempre es muy costoso organizar sindicatos, hay situaciones en las cuales de ese trabajo depende la vida misma de la persona, y eso condiciona todo lo demás.

-¿Cuál podría ser la estrategia para contrarrestar esa concentración?
-Montar una red internacional para que cuando un sindicato del sector tenga un problema, ése sea un problema de todos y así confrontar juntos a estas transnacionales.

Al mismo tiempo, como todo sindicato, tenemos que luchar para ser reconocidos por estas compañías, porque podemos discutir con quienes tienen la más alta jerarquía para tomar decisiones.

-¿Puedes poner algunos ejemplos?
-En este momento tenemos una lucha importante con Nestlé. Estamos discutiendo con esta compañía en una mesa de negociación a nivel global.

También con Danone y con Unilever, que tienen presencia en el sector lácteo, y tenemos la intención de impulsar otras iniciativas en varias compañías para que reconozcan sindicalmente a la UITA.

Aunque lo más importante sigue siendo qué pasa en las plantas, en las comunidades, qué tipo de lucha existe en esos niveles, nosotros podemos presionar y abrir espacios para organizar sindicatos.

Más sindicatos, más poder
La necesidad de intensificar la lucha

-¿Cuál habrá sido el principal aporte de esta Conferencia para el sector?
-Creo que salimos de esta actividad con una idea más clara de cuáles son las prioridades y adónde vamos en los próximos dos o tres años.

Tenemos una buena idea de a qué nivel estamos organizados en las principales empresas internacionales del sector. Pienso que en tres años necesitamos hacer otro balance y comprobar que hemos crecido, porque el poder viene solo de la organización sindical y necesitamos más sindicatos.

-Hay situaciones muy dispares en este aspecto…
-En algunas empresas estamos trabajando en el concepto de 100 por ciento de afiliación. La neozelandesa Fonterra, por ejemplo, tiene 50 plantas en el mundo de las cuales tenemos 48 afiliadas.

Las dos restantes son en Sri Lanka, donde pienso que el próximo año tendremos un sindicato, y en Arabia Saudita, donde probablemente pasará un tiempo largo antes de que podamos organizarnos sindicalmente. Algún día ocurrirá, pero parece que no será pronto.

Pretendemos lo mismo en Danone, que compró una empresa en Rusia llamada Unimilk con un fuerte historial de represión incluso física contra los trabajadores, con peligro para su integridad.

Nadie quiere hablar en esta compañía por temor a las represalias. Y no es para menos: antes de la adquisición por Danone, el gerente de Recursos Humanos de Unimilk había sido el jefe de Seguridad.

Unimilk tiene 28 plantas en Rusia, Ucrania y Bielorusia, y cerca de 14 mil empleados.

Estamos trabajando con Danone para tener todas las plantas sindicalizadas el próximo año. No será fácil, porque es muy probable que Danone realice una reestructura y tengo el temor de que cerrará algunas plantas.

De todas formas vemos que esta relación al más alto nivel con Danone es útil porque a pesar de que continúen algunas presiones, por primera vez habrá sindicatos en esas plantas.

Una coyuntura adversa
La necesidad de una izquierda diferente y seria

-¿Cuáles son los principales puntos focales de la UITA en este momento?
-Yo estoy sindicalizado desde 1969, cuando era maletero en el aeropuerto de Londres.

Nunca en todo este tiempo tuve la sensación de estar trabajando en un contexto político tan difícil como el de ahora. Ustedes en Uruguay son muy privilegiados, porque el marco político mundial es muy malo.

Hay mayoría de gobiernos de derecha con una visión doméstica e internacional neoliberal, pero también hay gobiernos de izquierda, o de centroizquierda, que implementan la misma política neoliberal.

Es un momento en el cual no sólo necesitamos luchar para tener sindicatos sino también, en mi opinión, por tener una política económica y social de una izquierda mucho más seria de la que hay ahora.

La dictadura financiera
La democracia fragilizada

En los años 60, cuando fui políticamente activo, pensábamos que hacíamos política para lograr la sociedad que queríamos, y que la economía era el instrumento para construir esa sociedad.

Ahora es francamente lo contrario: la economía, el mundo financiero, le dicta al sistema político qué tipo de sociedad podemos tener.

Los partidos socialdemócratas tradicionales están en una trampa: pueden ganar las elecciones, pero al día siguiente el mundo financiero impone la agenda marcando los límites de acción de cualquier gobierno.

En principio el sistema democrático asegura a los ciudadanos el derecho de decidir cómo quiere vivir, pero ahora ese derecho está cada vez más recortado. De manera simplificada, creo que es el principal problema que tenemos a nivel mundial.

-¿Cómo ejercen ese poder las corporaciones financieras?
-Por ejemplo, ahora hay países que reciben una calificación de ciertas agencias internacionales como Moody's y otras, y esto puede condicionar toda la política de un gobierno.

Se trata de una suerte de ONG situada en Estados Unidos, controlada por un sector financiero que dicta a los gobiernos cómo deben funcionar sus economías.

Esto no es democracia, es la dictadura financiera. Y creo que es una crisis fundamental de la izquierda. Falta una respuesta a estos procesos. Por eso necesitamos trabajar en la UITA no solamente a nivel tradicional sindical sino también luchar políticamente para cambiar esta realidad actual.

Si esto no ocurre, estimo que los jóvenes europeos seguirán viendo que es lo mismo votar por un partido o por el otro; la consecuencia será la abstención, y eso significa el ascenso de la extrema derecha.

En Europa tenemos ahora un muy fuerte peligro de que este vacío, esta falta de esperanza, sea explotada por la extrema derecha en Francia, en Holanda, en los países nórdicos, en Inglaterra, en Grecia para alcanzar el predominio político.

Cambiar el modelo agroalimentario
Una vía para generar más y mejores empleos

-¿Cómo se vive esto desde el lugar de la gente común?
-A nivel económico los trabajadores viven en una permanente reestructura. Nadie puede decir ahora dónde estará trabajando en poco tiempo, si es que tiene trabajo.

En el sector alimentario, por ejemplo, creo que si no cambiamos el sistema de alimentación mundial se podrán producir más alimentos, pero no se creará más empleo.

Necesitamos analizar cómo generar un sistema alimentario sostenible, que produzca alimentos sanos, más amigables con el medio ambiente, y también que genere empleo de calidad.

Junto con esta tendencia a la supresión global de empleos ocurre la precarización del trabajo. Cuando ingresé a la UITA yo tenía 35 años.

Estoy seguro de que si en aquel momento hubiéramos hecho una encuesta preguntando a los trabajadores cuáles eran los cinco principales desafíos de la organización, quizás alguno podría haber identificado a la lucha contra el trabajo precario. Si hiciéramos eso hoy, la enorme mayoría lo pondría entre los cinco principales desafíos.

El concepto de un trabajo decente permanente -no hablamos de empleo de por vida- es cada vez menos común entre los trabajadores. La UITA en sus congresos de 2007 y 2012 colocó este tema prácticamente en el primer lugar del debate y el análisis.

La precariedad no es solamente un asunto económico, es también de derechos. Por ejemplo, una trabajadora tercerizada por Manpower o cualquier otra, ¿qué derecho real tiene a sindicalizarse? Es mentira. Es letra sobre un papel.

Si un trabajador está 20 años tercerizado, con un contrato día por día, no tiene derecho real a organizarse en un sindicato, y en caso de que existiera no valdría nada, pues ¿con quién negociaría?

La precariedad es una amenaza concreta contra el derecho humano a sindicalizarse.

La lucha sindical y la lucha política
Más Estado, políticas públicas y coordinación global

-¿Alcanza sólo con la lucha sindical para cambiar esta realidad?
-Muchos de estos objetivos no pueden cumplirse si no tiene apoyo político.

No podemos imaginar que ganaremos todas estas luchas como la del trabajo precario o contra el poder de los grandes centros comerciales que presionan a nuestra gente en la cadena de producción, sin la intervención positiva de un Estado que apruebe normas, las promueva y controle su aplicación.

Y aún, sin una intervención política global, podremos ganar batallas -como las ganamos con la UITA- pero seguiremos perdiendo la guerra.

Necesitamos construir una alianza de gobiernos progresistas, realmente de izquierda, para poder confrontar a los poderes globales. Tengo serias dudas de que un gobierno aislado logre hacerlo.

Rel-UITA
5 de mayo de 2014