Este incremento arrimó nuevas amenazas a un sector que ya tiene muchos problemas. Uno de ellos es el contrabando, que, entre otras cosas, facilita el acceso del producto a los menores de edad, que los obtienen en puestos callejeros sin ningún tipo de control estatal.
Por otra parte se ha dado un incremento de la falsificación de cigarrillos producidos por la industria informal, elaborados igualmente sin control.
En la preindustria el riesgo para los trabajadores es aún mayor: la actividad tabacalera requiere entre 70 y 120 jornales por hectárea, en contraposición a los 0,4 jornales que requieren cultivos como la soja, el trigo y el maíz.
Se está poniendo en riesgo siete millones de jornales de mano de obra intensiva y artesanal, lo que equivale a 43.500 puestos de trabajo agrícola, el 12 por ciento del empleo en la agricultura nacional y el 2 por ciento del empleo en el sector privado.
La actividad tabacalera es la principal del sector agroindustrial de las provincias del norte de Argentina, es el motor de la economía de esa región.
Cabe preguntarse si todo esto no es parte de un plan para liquidar esta industria.
Venimos a esta Conferencia a solicitar el respaldo de nuestra Internacional con el objetivo de que intervenga ante el gobierno argentino para que derogue el decreto del 24 de abril.
