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Posible aumento de la concentración en la industria frigorífica

Zona de faena

Minerva Foods va por la adquisición de su cuarto frigorífico en el país. De concretarse la compra, la firma brasileña pasaría a controlar más del 26 por ciento de las ventas de carne bovina hacia el exterior. Si se suman las cuatro plantas que se encuentran en manos de su coterránea, Marfrig Group, ambos grupos concentrarían el 56 por ciento de las exportaciones de carne bovina y más de la mitad de la faena anual nacional.

Luciano Costabel | Convenio Brecha – Rel UITA

15 | 12 | 2022


Foto: Gerardo Iglesias

El pescado resguardado en el frigorífico Santa Clara y la reunión mantenida por Alejandro Astesiano, exjefe de la custodia del presidente de la república, Luis Lacalle Pou, con empresarios interesados en comprar la planta de Florida no fueron las únicas novedades vinculadas a la industria frigorífica nacional de las últimas semanas.

A finales de noviembre, se conoció que se encontraban muy avanzadas las negociaciones entre la gigante cárnica Minerva Foods y la firma japonesa NH Foods para la adquisición del frigorífico Breeders & Packers Uruguay (BPU), ubicado en el departamento de Durazno.

La efectivización de la compra todavía está sujeta a las conclusiones que arrojen las diligencias que se encuentran en proceso, pero todo indica que a la brevedad se concretaría. El acuerdo de exclusividad para la adquisición, firmado entre las empresas, finaliza el próximo 15 de diciembre, y se estima que el valor de la transacción estaría entre 35 y 45 millones de dólares. De esa forma, Minerva Foods pasaría a controlar cuatro plantas en nuestro país.

En un comunicado dirigido a sus accionistas, la empresa brasileña detalló que la iniciativa formaba parte de una estrategia orientada a maximizar su diversificación geográfica mediante distintas alianzas y asociaciones.

El interés específico por BPU se encuentra en que es una de las plantas más modernas de América Latina y cuenta con una capacidad para faenar 1.200 cabezas de ganado por día, lo que determinaría un aumento del 40 por ciento en su capacidad de faena diaria en nuestro país. Así y todo, la adquisición del frigorífico ubicado en Durazno puede ser el inicio de un acuerdo más amplio, que al fusionar ambas firmas le permita a Minerva controlar una de las plantas más grandes de Australia.

Uno más a la cuenta

Pero, más allá de los planes futuros, en lo inmediato la efectivización de la compra de BPU significaría un aumento sensible del peso de Minerva en el mercado cárnico uruguayo. Actualmente, la empresa controla los frigoríficos Canelones, Carrasco y Pul SA, que, en conjunto, en lo que va del año llevan exportados 478 millones de dólares en carne bovina, según los datos analizados con base en la información relevada por Uruguay XXI. Por su parte, BPU alcanza los 170 millones de dólares. Sumados, los cuatro frigoríficos representan el 26,8 por ciento del total de divisas que han ingresado al país por las ventas de carne bovina al exterior; siete puntos porcentuales más de lo que, hasta el momento, ingresa a Minerva por las plantas que se encuentran bajo su propiedad.

Eso no es todo, porque la adquisición de BPU también le permitiría reforzar su posición respecto a la cantidad de ganado faenado y su participación en el abastecimiento del mercado interno. Si bien no hay datos actualizados de 2022, las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Carnes (INAC) en años anteriores permiten una aproximación.

Así, de acuerdo a la información de 2021, Minerva pasaría a concentrar el 28,3 por ciento de la faena bovina total –unos 747 mil animales– y, según datos de 2019, alcanzaría el 18 por ciento del abastecimiento de carne bovina refrigerada y productos cárnicos en el mercado interno. Ello supondría un aumento porcentual de 6,3 y 5,3 puntos, respectivamente.


Foto: Gerardo Iglesias
Hasta el techo

En una nota publicada por Brecha en agosto, se daba cuenta de que el arribo de Minerva Foods a nuestro país no había sido casual, sino que formaba parte de una estrategia de expansión regional, que tenía como objetivo situar a la industria norteña como un jugador de relevancia en las cadenas globales de distribución de alimentos.

En ese despliegue, que se consolidó en Uruguay fundamentalmente entre los años 2006 y 2017, también participaba otra de las principales firmas cárnicas procedentes del país vecino, Marfrig Group. Mediante la adquisición de establecimientos ya en funcionamiento, ambas empresas fueron ganando cada vez más peso en el mercado cárnico uruguayo.

Después de una década –y con la compra del frigorífico Canelones, en 2017, por parte de Minerva Foods–, ambas firmas lograron dominar una porción del mercado que parecía difícil de alcanzar en el corto plazo. Así, con siete plantas, la mitad de la faena de ganado y de las exportaciones anuales de carne bovina del país se encontraba bajo su control.

De esta forma, la eventual compra de BPU supone que, solo cinco años después de la última adquisición, Minerva Foods y Marfrig Group alcancen niveles de concentración aún más altos.

En lo que va del año, mediante sus cuatro frigoríficos (Tacuarembó, Inaler, Colonia y Cledinor), Marfrig Group lleva exportados casi 710 millones de dólares en carne bovina, lo que representa el 29,3 por ciento del total, según los datos de Uruguay XXI.

En la hipótesis de que se concrete la compra de BPU y se mantengan sus niveles de ventas hacia el exterior, a partir del próximo año, ambas empresas pasarían a concentrar el 56,1 por ciento de las exportaciones de carne bovina. Tomando como referencia los datos de 2021, en lo que respecta a la faena de ganado para esas ventas y al abastecimiento del mercado interno, dispondrían del 52,5 por ciento del ganado disponible: 1.388.318 cabezas de ganado. Ello supone 135 mil cabezas de ganado más que lo utilizado por las restantes 27 firmas habilitadas por el INAC durante ese año, de forma conjunta. Finalmente, pasarían a controlar el 40,1 por ciento del abastecimiento de carne bovina refrigerada y productos cárnicos en el mercado interno.

Cambió el tono

“Cuando se reduce la cantidad de posibles compradores, para los ganaderos puede haber un riesgo desde el punto de vista del valor que reciben por cada animal vendido. Eso supondría prácticas de tipo oligopólicas.”

Consultado por Brecha, el ingeniero agrónomo e investigador Gabriel Oyhantçabal enfatiza que el principal riesgo es que la industria frigorífica uruguaya tienda a concentrarse en torno a la actividad de dos grandes empresas.

Ante la misma consulta, la magíster en Historia Económica María José Rey agrega que también podrían existir aumentos en el precio de venta de la carne en el mercado interno –por fuera de los factores coyunturales–, además de perjuicios a los trabajadores en la negociación con las empresas. Esto último, muy relacionado con el modelo multiplanta.

Sobre estos puntos, algunas alarmas ya están encendidas. Días atrás, el presidente de la Federación Rural, Martín Uría, sostuvo en Radio Carve que a la gremial le preocupaba que un porcentaje tan alto de la faena quede en manos de dos empresas. Por su parte, en el mismo medio, el presidente de la Asociación Rural del Uruguay, Gonzalo Valdés, aseguró que la gremial analizará y monitoreará la situación.

Por el lado de los trabajadores, también hay algunas señales de preocupación. Consultado por Brecha, Martín Cardozo, presidente de la Federación de Obreros de la Industria de la Carne y Afines del Cerro, explicó que al controlar varias plantas Minerva hace “rotaciones de seguro de paro de personal”, lo cual, muchas veces, se utiliza como mecanismo para limitar la negociación sindical.

En caso de adquirir BPU, el dirigente opinó que “es seguro” que la firma brasileña impondrá las mismas condiciones de sus otras plantas. Ello incluye llevar adelante una «alineación» desde el punto de vista salarial, “como pasó en el frigorífico Canelones”, señaló Cardozo.

Las gremiales de productores y los trabajadores frigoríficos no son los únicos que siguen el tema con atención. Hace algunos meses, cuando el semanario conversó con el presidente del INAC, Conrado Ferber, la respuesta recibida ante la consulta sobre los niveles de concentración de la industria fue que nos encontrábamos en un «punto moderado». Ahora, al presentar el cierre estadístico del año –el pasado 1 de diciembre–, Ferber destacó que, si se efectiviza la compra de BPU por parte de Minerva, pasamos a estar en una «zona de concentración alta de faena», según el índice analizado por el INAC, hecho que suscita preocupación en las autoridades cárnicas. También el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, se expidió sobre el impacto que tendría la concreción de la compra. En radio Carve, sostuvo que el tema merecía un estudio nacional y debía ser seguido desde el gobierno, “para ver la posición respecto a una eventual afectación de la formación de los precios por concentración”.

Aunque la compra está por concretarse, hasta el momento predominan las especulaciones, y luego del comunicado de Minerva no se han conocido nuevos detalles de la negociación.

Se espera una resolución en los próximos días, cuando finalice el período de exclusividad. De efectivizarse la adquisición, las firmas deberán presentar la solicitud de análisis frente a la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia del Ministerio de Economía y Finanzas, que deberá expedirse al respecto.