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Central obrera presenta plan de reducción de la jornada laboral

Trabajar menos, ganar igual, producir mejor

La central única de Uruguay, PIT-CNT presentó este martes 13 una propuesta para la reducción de la jornada laboral sin reducción de salario sobre una base de 40 horas semanales. La iniciativa cuenta con el respaldo y la investigación de la Universidad de la República.

Amalia Antúnez

16 | 8 | 2024


Foto: PIT -CNT

Los investigadores del proyecto Saberes en acción: una nueva perspectiva del trabajo y la productividad, una iniciativa del Instituto Cuesta Duarte¹ cofinanciada por el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP), presentaron los resultados del informe técnico sobre las investigaciones realizadas.

En ese marco, la economista Alejandra Picco dijo que el trabajo elaborado por el Instituto Cuesta Duarte es un insumo más para la discusión de la reducción de la jornada laboral en Uruguay.

Expresó que es “pertinente y necesario” avanzar en la reducción de la jornada de trabajo porque, como lo señala la OIT, “el tiempo de trabajo y la duración de la jornada laboral, junto con el salario, son de las condiciones de empleo más importantes para los trabajadores, y esto afecta a la salud física y mental de las personas, la seguridad en el trabajo y la posibilidad de realizar actividades fuera del ámbito laboral”.

La investigadora se refirió a los impactos que se espera que tenga la reducción de la jornada laboral, cuyo propósito central es la idea del “trabajo decente y el efecto del tiempo en la vida de las personas”.

Un cúmulo de ventajas

Entre ellos mencionó, basándose en la experiencia internacional, el “aumento del bienestar de las personas, su satisfacción con el trabajo y su satisfacción con la vida en general”.

También identificó un impacto positivo en “la salud y seguridad en el trabajo, al contribuir a un menor estrés laboral, menos enfermedades profesionales y a la disminución de accidentes laborales”.

Se espera igualmente que “permita reducir las brechas de género, ya que las mujeres tienen una mayor carga global de trabajo debido a que dedican más tiempo al trabajo no remunerado que los varones”.

En relación con la productividad, señaló que la teoría indica “un aumento de la productividad media del trabajo, ya que, al eliminarse las últimas horas de trabajo, que tienden a ser las menos productivas, se podría esperar un incremento en la productividad”.

En cuanto al empleo, Picco dijo que se pueden esperar dos impactos distintos: “por un lado, está la idea de compartir las horas de trabajo ante una disminución del volumen total de las horas de labor, producto de la incorporación tecnológica”.

“La posibilidad de que las personas compartan esas horas de trabajo podría generar una mayor cantidad de puestos de trabajo y, si esto se realiza sin disminución salarial, podría llevar a un aumento de los costos salariales por hora”, dijo.

Esto podría provocar, por otro lado, “un desplazamiento de empleo en momentos de fuerte introducción tecnológica, aunque la evidencia internacional no es contundente”.

En cuanto a la distribución de los costos, señaló que para aplicar la reducción de la jornada “hay que ver cómo están avanzando los distintos sectores en términos de crecimiento de la productividad, y si en algunos casos amerita que estos costos puedan ser asumidos temporalmente también por el Estado”.

Algunos riesgos

Hizo mención al “riesgo de la flexibilidad laboral que puede emerger de esta discusión; la reducción de la jornada laboral normalmente se discute junto con la distribución del tiempo de trabajo, y existe el riesgo de una flexibilización laboral en la que, en la organización del trabajo y en el ordenamiento de la jornada, se pierda de vista los intereses y demandas de los trabajadores, primando únicamente las necesidades productivas”.

En este punto, es importante que la reducción de la jornada de trabajo se dé en el marco de acuerdos colectivos y no de manera individual, y que existan límites generales para proteger el tiempo de trabajo de las personas mediante regulaciones y normativas que impidan estos excesos.

Por otro lado, Picco aseguró que comúnmente se plantea el debate sobre si la reducción de la jornada laboral debería llevarse a cabo mediante una ley o a través de la negociación colectiva.

La normativa general es la que termina amparando a todos los trabajadores, independientemente de su poder de negociación, y esto permitiría allanar el camino en los sectores donde estos temas son más difíciles de contemplar.

Gradualidad

Sobre la gradualidad de la reducción, Picco dijo que, según la mayoría de las experiencias, “se ha hecho de manera gradual, lo que permite una mayor adaptabilidad de las empresas en materia de costos, en la organización del trabajo y en la incorporación de distintos sectores”.

La gradualidad no sólo se refiere al tiempo, sino que también puede ser diferencial según el sector de actividad o el tamaño de las empresas.

Algunas de las organizaciones afiliadas a la Rel UITA en Uruguay ya han incorporado, con éxito, la reducción gradual de la jornada laboral en las negociaciones colectivas.


(Con información del Portal PIT-CNT)
¹Asociación civil creada en 1989 por iniciativa del PIT-CNT, con el objetivo global de suministrar apoyo técnico a los trabajadores organizados y que cuenta con profesionales, docentes y estudiantes de la Universidad de la República y centros especializados.