Uruguay | AMBIENTE | AGUA

Ni pan, ni agua

Mi reino por un chubasco

Carlos Amorín

06 | 07 | 2023


Foto: Gerardo Iglesias

Los pronósticos del clima reiteran que recién en setiembre habrá normalidad hídrica, pero las reservas de agua dulce que abastecen la ciudad de Montevideo y su zona metropolitana ya están prácticamente extinguidas, secas, desérticas.

El área alberga a las dos terceras partes de la población del país. Negligencias e imprevisiones, muchas. Pero la situación exige soluciones para ayer. Ya llegará el momento de analizar quién hizo algo y quién no hizo nada.

Por lo pronto la peor nota se la va llevando el presidente Luis Lacalle Pou a quien, según las encuestas, más del 40% de la población le atribuye la principal responsabilidad de la crisis, por haberse negado a concretar la construcción de una represa al asumir su cargo —hace cuatro años— que ya estaba financiada.

El presidente saliente en 2020, Tabaré Vázquez, del Frente Amplio, le entregó el proyecto en mano. Pero, ¿le sintió “tufo a zurdo”?

Hoy el pueblo paga sus desplantes monárquicos con sed y hambre. Todos desesperan, desde la Sociedad de Arquitectos que advierte que no es posible preparar hormigón con el agua dispensada hoy por el Estado, hasta las familias más carenciadas, ya golpeadas por la pobreza, que deben pagar el agua embotellada ya que lo que proporciona el gobierno no es ni cerca suficiente.

Duele ver en los barrios humildes a las familias cargando bidones de agua desde almacenes y pequeños comercios.

El reyezuelo ha finalmente admitido que “es posible que durante un lapso el agua no será bebible”. ¡Por favor! ¡Hace semanas que no es bebible!

Apenas un día después, el secretario de la Presidencia, Alvaro Delgado, delfín de Lacalle para las próximas elecciones, salió a declarar que el agua “permanecerá en estas condiciones” como si anunciara una buena noticia.

Además de los escándalos de corrupción en su entorno y su gabinete, las catástrofes naturales y las previsibles, y los temblores de la coalición que lo sustenta, a este gobierno sólo le falta que el cielo le caiga sobre la cabeza.

Pero por ahora, ni una gota. Lo que sí se le cae encima son las intenciones de voto que dan adelante a la oposición por varios puntos.

Fotos: Gerardo Iglesias