Gota a gota
El Sindicato de Trabajadores de Nestlé de Uruguay se declaró en Asamblea Permanente este 18 de mayo, dejando abierta la posibilidad de decidir todas las medidas de huelga que entienda, en tanto la empresa no retome el espacio de negociación que tuvo históricamente en Uruguay.
Rodolfo Ferreira
18 | 5 | 2023
Ilustración: Nani | Cartonclub
El conflicto es de larga data y, como una serie de situaciones intangibles, es difícil definir su causa: es más bien como una gotera que va llenando el vaso hasta que se desborda. En algunas ocasiones por la cuestión más ínfima se desencadena un diferendo que puede llegar a tener importantes consecuencias para los trabajadores.
Hay que resaltar que existía un histórico relacionamiento bipartito, fluido y con amplio margen de resolución.
Tras la mudanza a la locación nueva, y tal vez por cambios a nivel de región o en la política laboral de la empresa, se produjeron innovaciones y llegó un nuevo gerente de Recursos Humanos, que desde el primer día mostró una filosofía distinta a la de los anteriores gerentes.
La empresa empezó a cambiar el relacionamiento con los trabajadores después que el sindicato lograra algo que catalogan como histórico: la afiliación del sector de ventas. Este logro fue clave debido a que tanto el centro de distribución como la planta ya estaban sindicalizados.
Sumado a lo anterior, aparece una nueva política de sancionar por temas y asuntos que antes no se sancionaba, haciendo hincapié en algunas cuestiones más bien de menor importancia en lo que hace a la relación laboral.
Ello se vio acompañado con una serie de despidos importantes relacionados con ausentismo que se fueron revirtiendo mediante negociación, pero se fue instalando la idea que Nestlé había pasado de ser una empresa dispuesta a negociar a una empresa que utiliza su poder disciplinario como forma de marcar lo que pretende a nivel político con el sindicato.
El actual conflicto tiene dos vertientes: la sanción impuesta a una serie de trabajadores sindicalizados, entre ellos un delegado, por no cumplir con el llenado de determinado formulario de seguridad; y el despido de una compañera en un contrato a prueba.
En la audiencia ante el Ministerio de Trabajo, el miércoles 17, a ese despido lo tildamos de abusivo, por tratarse de una trabajadora que realizó una zafra de seis meses que superó en forma más que satisfactoria, y que en virtud de una cláusula del convenio colectivo que prevé retomar a los zafrales con buen desempeño hizo una zafra y ahí se la contrató como efectiva.
Se la despidió un día antes de cumplir los tres meses de prueba, algo inédito.
El sindicato entiende que este contrato a prueba no debería haber existido porque la empresa ya conocía a la compañera y sabía de su capacidad para desempeñar la tarea.
A su vez, la empresa tomó tres acciones en simultáneo: por un lado, avisarle de este cese a los delegados sindicales apenas 20 o 30 minutos antes de anunciarlo a la trabajadora. La segunda, decirles a los trabajadores sindicalizados que actuó a solicitud de los propios compañeros de labor, otra falsedad. En tercer lugar, y tal vez lo más cuestionable, es que se tome esta decisión a los 89 días de contrato.
En la audiencia, la empresa no se movió de su posición y en el día de hoy el sindicato se declaró en Asamblea Permanente.