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El sector cárnico global: su huella antisindical y antiobrera

Gerardo Iglesias

05 | 08 | 2022

No basta la incidencia que tiene el sector en el cambio climático y la devastación de la Amazonia. En el primer semestre de este año casi 4.000 kilómetros cuadrados de selva fueron incinerados. Luego del fuego exterminador desembarca el ganado, la soja y su arsenal químico.

El sector crece a expensas del fuego. En 2020 el rebaño bovino comercial brasileño fue el más grande del mundo, representando el 14,3 por ciento del rebaño mundial, con 217 millones de cabezas. Hoy supera los 250 millones de cabezas y se posiciona como el mayor exportador mundial de carne bovina.

Pero en Brasil, en ese país donde el bienestar de las empresas va de la mano con el malvivir de la gente, el protagonismo financiero e internacional de los frigoríficos contrasta con el alto índice de enfermedades y accidentes registrados en el sector: 85.123 enfermedades y accidentes entre 2016 y 2020. La salud de miles de trabajadoras y trabajadores arde y se consume en las plantas frigoríficas, como los árboles ante el avance del fuego en la mayor selva del planeta.

En Alemania NGG, la poderosa federación sindical estuvo movilizada por tres meses y llegó a paralizar la industria a nivel nacional que emplea a 160 mil personas, donde al menos una cuarta parte de estas ganaban salario mínimo. En su mayoría se trataba de migrantes de Europa Central y del Este, que malvivían muchos de ellos en automóviles a las afueras de los mataderos.

En Uruguay Frigorífico Durazno (Frigocerro S.A), con su planta a 180 kilómetros de la capital, se especializa en proveer productos cárnicos al mercado internacional (según reza en su Web).

Este frigorífico también es conocido por las precarias condiciones de labor, por las reiteradas denuncias de trabajo no registrado, y por perseguir, como si se tratara de ganado cimarrón, a todo aquel que se sindicalice.

Ayer la Federación de Obreros de la Industria de la Carne (FOICA) se trasladó a Durazno haciendo saber su sentir y exigencias.

Es probable que la ciudadanía duraznense haya comprendido que en Frigocerro S.A se faenan bichos, y a los trabajadores y trabajadoras se los trata como animales.

Fotos: Gerardo Iglesias