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Breve radiografía de la industria frigorífica uruguaya

Corte para exportar

En los últimos 20 años, la configuración de la industria frigorífica uruguaya cambió radicalmente. El aumento de la participación de capitales extranjeros y la concentración de plantas frigoríficas en pocas manos son los acuciantes fenómenos que atraviesan actualmente a una de las actividades económicas más importantes del país.

Luciano Costabel – Rel UITA

18 | 10 | 2024


Foto: Gerardo Iglesias

Estos cambios han traído, entre otros efectos, una importante inestabilidad para los trabajadores del rubro.

La transformación de la industria cárnica fue veloz y extensa. Mientras que en 2004 la participación de empresas extranjeras en el total de carne exportada era de 26 por ciento, en 2018 el guarismo ascendió al 63 por ciento.

Sumado a ello, cinco de los 11 frigoríficos pertenecientes a capitales nacionales en 2004 habían pasado, en 2018, a manos extranjeras. Pero la foto, que en ese momento ya generaba gran preocupación por los efectos que podría traer una industria en pocas manos extranjeras, se agravaría aún más en los siguientes años, a partir de un nuevo proceso concentrador.

En 2023, la empresa brasileña Minerva Foods, que ya controlaba tres plantas en Uruguay, adquirió su cuarto frigorífico. Breeders & Packers Uruguay (BPU).

Con ello, pasó a controlar el 26,8 por ciento del total de divisas ingresadas al país por las ventas de carne bovina al exterior. Y un año después, a mediados del 2023, anunció que había llegado a un acuerdo para la adquisición de tres plantas más pertenecientes a su competidora Marfrig, en el marco de una transacción que incluía la compra-venta de 16 frigoríficos en la región.

A la espera

En Uruguay el negocio aún no se encuentra cerrado. Por sus dimensiones requiere del aval de la Comisión de Defensa de la Competencia (CPDC) del Ministerio de Economía, que en primera instancia rechazó el acuerdo por considerar que le otorgaría a la firma una posición dominante en el mercado local, una decisión apelada por las empresas.

La resolución del acuerdo es clave, ya que de concretarse Minerva pasará a concentrar siete frigoríficos, lo que representa casi la mitad (44,5 por ciento) de las divisas ingresadas a Uruguay por ventas al exterior.

La adquisición de esas plantas también le permitiría reforzar su posición respecto a la cantidad de ganado faenado, pasando a concentrar el 42,6 por ciento de la faena bovina total de Uruguay: 1.028.460 animales.

Efecto concentrador

Si bien el arribo de firmas extranjeras a la industria cárnica uruguaya ha permitido un impulso a la actividad en las últimas décadas, también ha generado una incertidumbre creciente entre productores y trabajadores.

Respecto a los primeros, ya en 2009 el estudio “Transmisión de precios y poder de mercado: el caso del ganado vacuno para faena”, encomendado por la CPDC, constataba que no existía una transmisión perfecta de precios entre los productores y la industria.

Tampoco descartaba la existencia de una posición dominante tal que fuera capaz de incidir en la formación de precios del sector. Desde entonces la industria cambió.

En ese sentido, el principal cuestionamiento de los productores hoy en día es al negocio Minerva-Marfrig.

Según su visión, de concretarse se restringirán aún más sus opciones para negociar el precio de venta de sus animales, dado que un grupo empresarial concentraría casi la mitad de la faena nacional.

La concentración en la industria también ha cercado las posibilidades de negociación laboral para los trabajadores.

No solo enfrentan condiciones laborales adversas, sino que ven mermada su capacidad de negociación salarial y de condiciones ante una empresa que no solo crece, sino que hace uso habitual de la rotación de la actividad entre sus plantas, echando mano de la herramienta del seguro de paro para mantener sus márgenes de ganancia.

El episodio más reciente en tal sentido es el del frigorífico BPU. Luego de su adquisición, Minerva presentó un nuevo convenio que incluye una rebaja salarial de hasta el 30 por ciento para algunos trabajadores.

No es únicamente en las plantas del grupo brasileño donde existe falta de certezas para los trabajadores. El grupo chino Sundiro está presente en Uruguay a través de los frigoríficos Rondatel (Rosario, Colonia) y Lorsinal (departamento de Canelones).

En julio de 2023, la planta frigorífica en la ciudad de Rosario cerró sus puertas debido a las cuantiosas deudas que mantenía con sus proveedores y dejó a más de 250 personas sin empleo. Lo mismo ocurrió al poco tiempo con el frigorífico ubicado en Canelones

En febrero, representantes de Sundiro habían negociado con sus acreedores el pago de las deudas pendientes, que sumaban unos 7 millones de dólares.

Sin embargo, la empresa incumplió reiteradamente los acuerdos alcanzados.

Por tal motivo, se espera que la justicia convoque a un concurso de acreedores para liquidar los bienes de la firma en el país. En caso de que se concrete el cierre definitivo de ambas plantas, centenares de trabajadores quedarán sin empleo.

Por su parte, Dayman Meat ubicada en el departamento de Salto, de los empresarios brasileños Joselino Lopes y Clebio Lopes cerró su planta desde mayo. Hasta la fecha, ni los trabajadores ni el gobierno han logrado reunirse con los representantes de la empresa y el futuro laboral de 150 obreros sigue siendo una gran incógnita.

De grandes números

El presente año no será de números excepcionales para la industria. A diferencia de lo ocurrido en 2021 y 2022, cuando se alcanzaron cifras récord en exportaciones, los primeros diez meses muestran una tendencia de ventas más bien moderada.

El enfriamiento de las economías mundiales luego del boom de commodities de años anteriores explica la sensible baja registrada en la actividad. De igual manera, los 1.554 millones de dólares registrados hasta el momento, superan las ventas de todo el 2020 y se aproximan a las del año pasado.

Los grupos que se encuentran encabezando esas exportaciones son tres y entre ellos suman tres de cada cuatro dólares exportados. Según los datos relevados por Uruguay XXI, las cuatro plantas de Minerva Foods (PUL SA, Carrasco, Canelones y BPU) llevan vendidos al exterior 381 millones de dólares.

Las correspondientes de Marfrig (Tacuarembó, Inaler, Colonia y Cledinor) 429 millones de dólares. Por su parte, San Jacinto (Nirea SA) y frigorífico Pando (Ontilcor SA), propiedad del grupo familiar uruguayo Urgal, llevan exportados 335 millones de dólares en carne bovina.

San Jacinto fue adquirido por el grupo a principios de este año. Previamente se encontraba en manos del grupo argentino Pérez Companc.