Ese día, agentes de la policía agredieron a palazos y con gas pimienta a jubilados que protestaban ante el Congreso, en Buenos Aires, por el veto del presidente Javier Milei a una ley que aumentaba las pensiones. Decenas resultaron heridos.

“Repudiamos absolutamente la respuesta que está dando el gobierno a nuestros hermanos y hermanas jubilados en la República Argentina, a quienes no les alcanza para acceder a sus necesidades básicas de alimentación, salud y vivienda y encima cuando van a protestar porque están pasando hambre, les dan garrote”, subrayó Amaro.

El dirigente jubilado recordó que la situación de los adultos mayores es de una gran vulnerabilidad en toda América Latina. Pero en Argentina, en especial desde que asumió el gobierno del ultraderechista Milei, es dramática.

“Una jubilación mínima en Argentina está alrededor de los 10.000 pesos uruguayos (unos 240 dólares) por mes. ¿Quién puede vivir con un ingreso así? Nadie”, lamentó.

Amaro informó que desde la ONAJPU están en contacto con las organizaciones de jubilados argentinas para extender su solidaridad e hicieron público un comunicado en ese sentido.

“Estamos haciendo gestiones para que una delegación viaje a Buenos Aires. Estamos en la misma lucha por mejorar nuestra calidad de vida”, dijo.

Para el dirigente fue inevitable trazar un paralelismo sobre la situación de cientos de jubilados y jubiladas en Uruguay, donde el ingreso mínimo es de 19.000 pesos locales, unos 470 dólares.

Vale destacar, sin embargo, que la canasta básica de alimentos en Uruguay está calculada en unos 150 dólares, a lo que se debe agregar el costo de la vivienda y los servicios básicos y los gastos en salud, etcétera.

“Acá también hay jubilados, jubiladas y pensionistas que no pueden cubrir sus necesidades básicas. Hace tres años que los ingresos de cientos de adultos mayores están congelados y este ha sido el primer gobierno desde que se restituyó la democracia que nunca nos recibió para escuchar sobre esta realidad”, dijo.

En Argentina la violencia de la ultraderecha es explicita, en Uruguay la violencia del hambre y la falta de políticas públicas para atender a la tercera edad es más disimulada, pero sigue siendo violencia.