El Salvador | SOCIEDAD | PANDEMIA

Fascismo incipiente en tiempos de pandemia

Entre el Covid-19, el autoritarismo y un pueblo en precariedad extrema

El Salvador se ha hecho famoso por tener un presidente millennial que ha optado por usar su popularidad para encerrar a la población, enfrentarse a los “políticos” tradicionales y desafiar al poder legislativo y la Corte de Justicia.
Imagen: Allan McDonald – Rel UITA

Hijo de empresarios, Nayib Bukele se valió de la izquierda del FMLN como su trampolín político, pero ahora aplica la famosa fórmula de “zanahoria y garrote” del Tío Sam.

Anuncia que repartirá dinero y paquetes de alimentos entre la población más desfavorecida, pero cuando el parlamento le pide cuentas al respecto, el presidente estalla en cólera.

Para enfrentar la pandemia, suspende el transporte colectivo en el que se moviliza la mayoría de la población, con militares detiene el funcionamiento de fábricas propiedad de empresarios adversarios y dice estar en contra los “mismos de siempre”, de izquierda y derecha.

El transporte disponible por mandato del presidente solo traslada a la fuerza de trabajo estatal, que él necesita para que el gobierno siga funcionando.

¿Y la gente?

Pone banderas blancas en las carreteras, pide comida a quien quiera ayudar o tenga un poco de compasión. Sale como puede a comprar unos cuantos alimentos, el día que su número de identificación se los permite. Y vende en las calles como le sea posible.

Mientras el presidente y su gobierno aprietan la tenaza autoritaria, ¿no nos recuerda todo lo anterior un caso clásico de ascenso del fascismo?.

Por supuesto con tintes actualizados al siglo XXI.