-¿Cuál es la situación en La Constancia?
-Hace año y medio que nos constituimos como sindicato y de ese tiempo a esta parte solo mantuvimos dos reuniones con los representantes de la empresa, que es un bufete de abogados de AB Inbev.
No volvieron a llamarnos, aunque hemos solicitado dialogar para tratar de mejorar algunas condiciones de trabajo. La empresa está en una postura de invisibilizarnos, aunque ya alcanzamos los 600 afiliados.
-¿De un total de cuántos trabajadores?
-Según la empresa, de un total de 1.400, pero este es un tema en el que también tenemos diferencias. Acá en El Salvador la legislación estipula que para negociar un convenio colectivo de condiciones de trabajo, el sindicato debe tener el 51 por ciento de la plantilla afiliada.
Según un censo que realizamos con el sindicato, el número de trabajadores y trabajadoras estaría entre 800 y 900, cifra que hace viable la negociación colectiva.
El Ministerio de Trabajo tiene los mismos números que la empresa, pero pudimos constatar que incluyen en el personal a muchos empleados que ya no laboran en la compañía.
Le pedimos al ministerio que haga un censo, pero sabemos que será difícil, porque esta es una empresa muy poderosa en el país.
-¿Qué otras dificultades enfrentan?
-En este momento hay mucho malestar entre los trabajadores del sector de venta y pre venta, porque la empresa les cambia el horario y les limita el volumen de mercadeo para que no alcancen comisiones y cobren apenas el salario básico. Hay varios compañeros y compañeras que quieren renunciar.
En las plantas de producción, a su vez, numerosos mandos medios acosan y amenazan a los trabajadores diciéndoles que si se afilian al sindicato los van a despedir y a los que están afiliados los hostigan a diario.
En la planta de embotellado de agua, el acoso laboral es alto y eso hace que haya una baja afiliación. En la de Coca Cola tenemos el 98 por ciento de los trabajadores afiliados.
Otro tema que nos urge solucionar es que La Constancia, durante la administración del presidente Elías Antonio Saca obtuvo un permiso del Ministerio de Trabajo para realizar jornadas laborales de más de 8 horas sin tener que pagar por las horas extra, lo que la empresa aprovechó para dividir las tareas en la planta en apenas dos turnos de 12 horas.
Estas jornadas extensas están provocando graves problemas de salud. Tenemos casos de compañeros con estrés laboral y múltiples complicaciones.
Es un tema gravísimo porque ni siquiera respetan los feriados, siempre tenemos que trabajar las 44 horas semanales, divididas en jornadas de 12 horas.
-¿Qué otras medidas va a tomar el Sintraconsta?
-Vamos a seguir con las asambleas frente a las fábricas y contamos con la Rel UITA para internacionalizar estos atropellos de una empresa subsidiaria de AB Inbev.
Quizá haciendo llegar a la matriz de la compañía la situación de precariedad laboral y antisindicalismo que promueve La Constancia podamos lograr que nos reconozcan como organización representativa de los trabajadores e iniciemos un diálogo que permita subsanar estos temas.