Junto con su hijo Gerardo queríamos aprovechar uno de los viajes de este último a la reunión del Comité Ejecutivo de la UITA en Ginebra para traer a Enildo a Madrid y hacerle participar en unos debates con sindicalistas y socialistas españoles.
Queríamos hablar sobre los nuevos desafíos que a la clase trabajadora y a los socialistas nos emplazan el nuevo capitalismo financiero internacional y las grandes corporaciones transnacionales y su apuesta decidida a desmantelar los derechos políticos, económicos y sociales que la clase trabajadora ha conquistado en los últimos cien años.
Son conquistas que no nos ha regalado nadie y que son el resultado de luchas heroicas en las que hemos dejado por el camino a centenares de miles de compañeros y compañeras en el mundo entero.
Después de la primera impresión que tal noticia me ha provocado y de haber guardado unos días de luto, es el momento de dedicarle algunos pensamientos y sólo puedo hacerlo como a él le hubiera gustado: hablando de los problemas que enfrentamos los trabajadores y trabajadoras, pero parece oportuno que lo haga recordando su larga trayectoria dedicado a la causa obrera.
Enildo tenía un concepto radicalmente laico de la vida, y como socialista convencido sostenía su pensamiento en un fuerte soporte ideológico ligado a la Ilustración, que con sus reivindicaciones de libertad, igualdad y fraternidad, colocaba por primera vez al ser humano como sujeto político libre frente a su condición de vasallo, como ocurría en el antiguo régimen, pero se nutrió sobre todo del pensamiento y de los valores del socialismo democrático como instrumento emancipador del ser humano.
Nacido en una familia modesta y trabajadora, se comprometió desde muy joven con la causa de los trabajadores.
Militante de referencia en la lucha sindical y política de la clase trabajadora, su vida es un ejemplo para las nuevas generaciones de sindicalistas.
Enildo era un firme defensor de la independencia de las organizaciones obreras y las contemplaba como instrumentos centrales para la defensa de la clase trabajadora.
Creía firmemente que sindicalismo y socialismo eran las dos patas necesarias en cualquier proyecto de lucha de los trabajadores.
Con la Unión General de Trabajadores de España tenía una relación muy especial y durante la dictadura uruguaya nos solicitó dar cobertura también a la sede de la UITA en Montevideo como sede de la delegación de la UGT en su país.
Ginebra, sede central de la UITA mundial, había decidido junto con Enildo mantener la sede de Montevideo y ayudar a la lucha contra la dictadura.
Durante la misma, en la puerta de la sede y al lado de la placa de la UITA se colocó otra que decía: “Delegación en Uruguay de la UGT de España”.
Estamos muy orgullosos de haber estado al lado de Enildo en esos momentos.
Hoy como ayer los trabajadores enfrentamos grandes retos y la trayectoria de militantes como Enildo es de obligada referencia para enfrentarlos.
Levantar organizaciones sindicales fuertes, formar ideológicamente a los trabajadores, practicar la acción sindical internacional frente al nuevo capitalismo y defender la democracia son los retos que tenemos.
Compañerismo, austeridad, militancia, formación sindical e ideológica, humanismo, firmeza y un compromiso permanente con la clase trabajadora fueron los ejes centrales que llenaron la vida a Enildo.
Son también los ejes que deben guiar la actuación de todos los que estamos o estén en el futuro comprometidos con la emancipación de la clase trabajadora.
Querido amigo y hermano: te has ido, pero en verdad no te has ido, porque tu paso por la vida ha sido tan fructífero que solo nos queda seguirte para que sigas viviendo.
En Madrid, Manuel Bonmati Portillo
Exsecretario Internacional de la UGT de España.