Un trabajador despedido en huelga de hambre
Salvar la vida de
Hugo González Chirico
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Hugo González Chirico y Paí Oliva (Foto: Archivo Prensa Cootrapar)
Hugo González Chirico era dirigente sindical de la siderúrgica Acepar cuando ésta fue cerrada, en 2001, y sus 350 trabajadores despedidos. Desde hace varias semanas realiza una huelga de hambre y está en muy malas condiciones de salud. Las autoridades siguen mostrando total indiferencia ante el drama, cuando no complicidad con quienes lo dejaron en la calle.
La situación podría resumirse así: el procurador del caso no procura, el ministro de Trabajo ataca al Sindicato y el Presidente de la República demuestra con hechos concretos que defiende de manera irracional la propiedad privada sin límites, una propiedad privada que al mismo tiempo le niega a una cooperativa porque es de obreros.
El fin de semana pasado, después de más de 70 días de huelga de hambre total, alimentándose sólo con agua, González Chirico tuvo un mareo y se dio un golpe en la cabeza. Fue internado en el hospital de Villa Hayes, donde lo visité.
Contra él, el Estado está librando una batalla para destruir todo lo referente a la lucha de los 350 obreros despedidos de Acepar sin causa y sin indemnización.
Estos obreros pertenecen a un Sindicato (SITRAC) al que el ministro de Trabajo le quiere arrebatar la personería jurídica. Y ya no son 350, porque en la espera de la indemnización murieron 14, algunos de ellos de infarto.
Los trabajadores han formado una cooperativa, a la que se le quiere arrebatar también la personería jurídica porque es dueña del 33,3 por ciento de las acciones de Acepar y eso estorba al Presidente de la República, que pretende alquilar la acería a una empresa brasileña.
Por pedir justicia en estas causas hace huelga de hambre Hugo González Chirico.
El presidente Horacio Cartes, el procurador y el ministro de Trabajo han hecho caso omiso de sus pedidos de ayuda.
Algo más terrible todavía: en este afán gubernamental de aplastar a la cooperativa y al Sindicato, la fiscalía amenaza con imputar a los dos hijos de González Chirico por dejar hacer huelga de hambre a su padre.
El compañero corre riesgo de un desenlace fatal. Si ello sucede, el Presidente de la República y su gobierno serán los responsables, por su falta de humanidad.