-¿Qué pasos siguen luego del acuerdo entre el movimiento indígena y el gobierno? ¿Qué harán los sindicatos?
-Estamos viendo cómo seguir para que además de la derogación del decreto del subsidio a los combustibles, el gobierno también frene la reforma laboral.
Este lunes 14 el grupo de representantes del movimiento sindical se reunió con la Presidencia para ver si dentro del acuerdo podemos modificar algunos puntos de la reforma que son perjudiciales para trabajadores y trabajadoras.
-Ustedes participaron de las movilizaciones. ¿Les tocó de cerca la represión?
-Realmente fue terrible. No podías estar siquiera como espectador porque te pasaban con las motocicletas por arriba y te tiraban bombas lacrimógenas sin contemplar el daño ni quiénes lo recibían. Ni hablar de los disparos en algunas zonas de la capital.
La violencia de la policía fue desmedida y ya estamos preparando un documento de llamado de atención al gobierno sobre este tema.
Somos trabajadores y trabajadoras y no vándalos y delincuentes, como quisieron pintarnos para justificar la represión brutal.
Sabemos que hubo infiltrados, pero la mayoría de los que manifestamos éramos obreros, campesinos e indígenas.
-¿Se dio una complicidad entre los medios masivos de comunicación y el gobierno para difundir esa imagen de vandalismo?
-Sí. De hecho la televisión no hablaba del reclamo del pueblo y sí de que se había levantado violentamente contra el presidente Moreno, y de cierta forma justificaron el accionar de la policía y del ejército.
Lo que nos salvó fue la difusión a través de las redes sociales y de los portales alternativos de comunicación, que mostraron al mundo lo que realmente estaba ocurriendo en Ecuador.
-A partir del acuerdo comienza una nueva etapa de lucha…
-Creo que a partir de esta resistencia, que dejó muertos y heridos, por primera vez en mucho tiempo se sacudió el letargo de los movimientos sociales que habían quedado neutralizados por el correísmo.
Se dejaron de lado las divisiones y se logró masificar la protesta social. Los jóvenes que nunca habían participado de una movilización como la que hemos vivido estos días ahora saben lo que es luchar por sus derechos.
El movimiento social salió fortalecido, a pesar de lo trágico. Volvimos a ser combativos y este puede ser el ejemplo para las nuevas generaciones y un nuevo comienzo para la lucha social en el país y en América Latina.