SINDICATOS

«Pasos firmes», la biografía de un trabajador del tabaco

“Mi vida es la vida sindical misma”

Con Dorval Knak
«Pasos firmes», la biografía de un trabajador del tabaco
“Mi vida es la vida sindical misma”
Llegando casi a los ochenta, pero todavía muy activo, Dorval Knak rememora en un libro autobiográfico sus largas décadas de trabajador tabacalero y su experiencia como gremialista, en gran parte ligada a la UITA. “Mi vida es la vida sindical misma”, dice.
-¿Cuántos años tienes y cuánto hace que trabajas como tabacalero?
-Estoy con 78 años (risas) y ya hace 57 que me desempeño como tabacalero. Ingresé en 1956 en la Souza Cruz y todavía permanezco vinculado a la empresa.
 
-¿La realidad de la industria tabacalera ha cambiado desde ese entonces?
-Sin dudas los cambios que sufrió este sector fueron profundos, como casi todos los que se vivieron en el siglo. Hoy el número de trabajadores en planta se ha reducido drásticamente.
 
-¿Cuántos trabajadores emplea esta industria acá en Santa Cruz?
-No sabría decirte con exactitud, pero alrededor de 5.000, sin contar los zafrales. En época de zafra se alcanza a unos 12.000 trabajadores.
 
-«Pasos firmes», tu libro, ¿cómo surge?
-Surge por iniciativa de amigos que me sugerían llevar mis memorias al papel. Tanto insistieron que terminé por aceptarlo. Es un trabajo muy sencillo, sin pretensiones literarias, que recoge la historia de mi vida, mi currículo como quien dice, con el objetivo de perpetuarlo para las generaciones futuras.
 
-La historia de un trabajador…
-Exactamente. Yo comencé a trabajar en el campo a los 5 o 6 años, y hoy en día lucho contra el trabajo infantil. Pero a pesar de ese comienzo tan precoz aquí estoy. Ayudaba a mi padre en todas las tareas, y lo tomo como un gran aprendizaje que contribuyó a formarme.
 
-Todavía no leí el libro, que me entregas ahora, pero creo que parte importante de él se refiere a la UITA.
-La UITA tiene una parte muy grande en esta historia y el «Gran Cacique» Enildo Iglesias fue mi padrino en el ámbito del sindicalismo internacional.Así que ambos están muy presentes en el libro.
 
-Tu primer contacto con UITA fue antes de que la Federación de Trabajadores de la Alimentación de Rio Grande del Sur se afiliase a la UITA…
-Sí, en la VII Conferencia Regional, realizada en Porto Alegre en 1979. Fue allí que tomé contacto con la UITA. Luego, en 1980, participé en un curso de formación que dictó Enildo en la Federación y en 1981 me candidateé a la presidencia del Sindicato de Trabajadores de la Alimentación de Santa Cruz y fui electo presidente.
 
Después, en 1992, creamos la Federación de Trabajadores del Tabaco y nos afiliamos a la UITA. Al frente de esta organización estuve por 16 años. Mi vida es la vida sindical misma, y casi toda ella a través de la internacional.
 
-Aquella conferencia se realizó en un contexto socio-político muy difícil, en plena dictadura en Brasil…
-Sí, lo recuerdo bien, los militares presionando para que no se realizara y Mario Provensi, presidente de la Federación en aquel entonces, se puso firme y dijo: “la conferencia se hace, quieran ustedes o no”.
 
-Recuerdo que tu primera tarea en la UITA fue como traductor en aquella Conferencia…
 –(Sonrisas) Sí, había un compañero de Alemania y fui su traductor. En casa era común hablar alemán. Además, en Santa Cruz la inmigración alemana es predominante.
 
-¿Cuál es la parte del libro que más te marca, que te identifica más?
-No puedo decir que hay una parte específica del libro que me guste más. Aparecen muchas cosas de mi historia personal. Las buenas cosas, las malas más vale olvidar.
 
-¿Todavía acompañas al movimiento sindical?
-Sí, soy tesorero de la Federación y primer secretario de la Asociación de los jubilados, que también tuve la honra de formar ya hace 31 años. Estoy bastante activo aún.
 
-¿Qué mensaje envías a la gente de la UITA que tanto te quiere?
-Que los extraño mucho y que mis recuerdos de todos ellos es que son gente buena…
 
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Foto: Gerardo Iglesias