-Hace años que presentas un cuadro de dolencia en el túnel carpiano. Debiste operarte y estuviste sin poder trabajar durante seis meses. ¿Qué tarea realizabas?
-Me tocaba sacar el producto de las cintas, en este caso helados que luego debía disponer en cajas. El contacto con el frío del producto y las jornadas de 12 horas continuas provocaron que a la larga tuviera la lesión de túnel carpiano en la muñeca derecha.
En octubre de 2015 comencé a padecer los síntomas más fuertes, como entumecimiento de la mano, sensación de hormigueo, hinchazón de la muñeca y pérdida de fuerza. Fui operado a principio de 2016 y fueron necesarios varios meses para recuperarme, luego de los cuales me reintegré.
Pero al volver la dolencia volvió, sobre todo el dolor constante, por lo que me presenté ante Riesgos Laborales para registrarme con una enfermedad ocupacional.
Después de un año de investigar, el informe negó que mi problema fuera derivado de mi labor en la fábrica.
Por supuesto que apelé ese fallo, porque yo entré a trabajar a Unilever sano y salí en estas condiciones. Aparte me operaron de una rodilla por el constante sobreesfuerzo de subir y bajar escaleras.
Mientras estaba en este proceso, la empresa me despide. Fue algo sorpresivo. No esperaba que después de tantos años de trabajo para la compañía y justo estando con esta enfermedad ocupacional me mandaran a la calle.
Yo soy el sostén de mi familia y esto me ha afectado tremendamente, sobre todo porque no puedo conseguir cualquier trabajo debido a mi dolencia.
-Cuando te reintegraste, ¿lo hiciste en el mismo sector?
-No, me enviaron al sector denominado “Varios”, pero es donde más movimientos repetitivos se dan porque tienes que cumplir con los relevos, y si no lo haces te tildan de vago.
Por eso nunca pude sentir alivio de mi dolencia.
Había mucha presión por parte de mandos medios. Me mandaban al sector de fríos, lo que me afectaba el nervio del túnel carpiano, generándome mucho dolor. Parecía que tenía un guante de boxeo en la mano, no la podía levantar.
-¿Qué te pasó por la cabeza aquel 31 de mayo cuando te llamaron de la administración?
-Como ya habían echado a otros dos compañeros que estaban en la misma situación que yo, lo primero que pensé fue “hasta aquí llegué”.
Como siempre que te van a echar te dicen lo buen trabajador que eres pero entonces si soy tan bueno, por qué me sacan.
En esa charla me preguntaron cuántos años hacía que trabajaba en la empresa y me prometieron que me iban a liquidar por todos esos años, lo que casi correspondía a una jubilación patronal.
Me prometieron el oro y el moro y me dijeron que me fuera tranquilo, lo que hice. Para cuando me tocó ir a cobrar la liquidación me encuentro que me querían pagar solo por 11 años y no por 24, que era lo acordado.
La persona que me prometió esto fue llamada cuando yo me negué a firmar una liquidación por 11 años. Entonces dijo que había cometido un error conmigo, que tenía años como tercerizado que no me correspondían, cuando en realidad le dije tres veces que tenía algunos años como tercerizado.
Así que no cumplieron con su palabra.
-¿Comenzaste acciones legales luego de esto?
-Sí, porque no acepté esa liquidación y lamentablemente confié en la palabra de alguien que no la tuvo.
-¿Qué sentís en este momento?
-Me siento defraudado y también me enoja porque yo di mi salud a esta empresa.
Además del problema de LER, tuve dos parálisis faciales debido a los niveles de estrés y cansancio que me generaban las jornadas de 12 horas.
Nunca pensé que la empresa iba a tratarme de esa manera y espero que recapacite.
En Guayaquil, Gerardo Iglesias