SINDICATOS

Las mujeres trabajadoras sufren doblemente

La precariedad laboral y la epidemia de enfermedades y muertes

Con Neuza Barbosa de Lima
Las mujeres trabajadoras
sufren doblemente
La precariedad laboral
y la epidemia de enfermedades y muertes
neusa 20140521-610
En el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo que la Federación de Trabajadores de la Industria de la Alimentación de São Paulo (FETIASP) realizó en su sede, entrevistamos a Neuza Barbosa de Lima, vicepresidenta de la Rel-UITA.
Hoy es una conmemoración mundial por las víctimas de accidentes de trabajo que realiza no solo nuestra central Forҫa Sindical, sino también la ATRA, que es la asociación creada por la FETIASP referida exclusivamente al sector de la alimentación víctimas de accidentes o enfermedades profesionales.
 
Neuza citó algunos antecedentes recordando que “Este es el resultado de una siembra que comenzó hace bastante tiempo. Hasta hace un par de años hubiese sido imposible realizar un encuentro sobre este tema con tan nutrida y plural participación.  
 
Esto comenzó con un pequeño grupo de desconformes, incluso con la actitud que mantenían muchos sindicatos en los aspectos de Seguridad y Salud. Poco a poco ha ido adquiriendo relevancia y procuramos que los verdaderos cambios provengan desde la base, porque es allí donde se producen los accidentes y las enfermedades.
 
Los dirigentes somos agentes políticos para defender posiciones de los sindicatos en los diferentes ámbitos, pero los verdaderos perjudicados están en la base, en las plantas y fábricas.
 
La lucha sindical más allá del salario
 
Este tema va mucho más allá del salario –enfatizó Neuza-, porque además de que actualmente se pagan apenas salarios para sobrevivir, los trabajadores están perdiendo la vida e hipotecando su salud para llevar algo de dinero a sus familias.
 
Debemos impulsar un debate nacional que involucre a todos los sectores, sindicatos, gobierno y empresas, sobre tres o cuatro puntos esenciales que permitan instaurar una base de acuerdos para construir una política nacional de seguridad y salud laborales.
 
En nuestro sector de la alimentación –continuó-, hay regiones y empresas en las cuales el 70 por ciento de la mano de obra es femenina.
 
Allí las mujeres sufren doblemente porque además de los ritmos y metas productivas, los encargados o jefes son casi siempre hombres, y muchos de ellos someten a las trabajadoras a acoso moral o sexual. Las mujeres nunca tenemos atenuantes, sólo y siempre agravantes. 
 
Pleno empleo y precariedad creciente
 
Estas máquinas de enfermar que son las empresas modernas llevan al descarte de enormes porciones de la sociedad para el trabajo y a menudo para la vida.
 
Se habla mucho ahora de un Brasil con pleno empleo, pero nada se dice sobre la calidad de ese empleo.
 
Hablemos de Seguridad y Salud, hablemos de salario, hablemos de la supuesta responsabilidad social de las empresas que tanto utilizan en sus discursos, pero que no se ve en las plantas donde la gente enferma y muere.
 
Los trabajadores no participamos en la responsabilidad social empresarial, no formamos parte de sus beneficiarios”. 
 
Para Barbosa, “Un evento como este lleva a los y las dirigentes sindicales, a nuestra central y a todas las otras que también están realizando actividades en el día de hoy, a una reflexión profunda, porque los cambios en el ámbito del trabajo están siendo violentos, las tecnologías mutan sin que se califique debidamente al trabajador.
 
Tengo la convicción de que la transformación positiva del movimiento sindical y las respuestas adecuadas que supo encontrar ante momentos críticos se reproduzcan ahora con la  Seguridad y Salud laborales.
 
Tengo una gran esperanza de que delante de la epidemia de enfermedades y muertes en el trabajo, los sindicatos lo integren en el centro de sus plataformas de lucha y planes de acción, hasta alcanzar una política nacional efectiva de prevención en seguridad y salud”, concluyó.