Dimos una gran lucha desde la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) contra los TLC con Estados Unidos, Europa y Canadá, para que se incluyan en los mismos ciertas garantías de protección para las organizaciones sindicales. Una de ellas fue que se eliminara la tercerización, el principal fenómeno que hace muy difícil el desarrollo del sindicalismo en el país, y continuamos en esa lucha.
Sintrainagro, por mandato ejecutivo de la CUT, tuvo y tiene la responsabilidad de afiliar a todos los trabajadores y trabajadoras vinculados al sector agropecuario en Colombia.
Palma africana, arroz, banano, caña de azúcar y floricultura son sectores de la economía en los que Sintrainagro viene avanzando con su labor.
Pero en Colombia sucedió, como en otras partes de América Latina, que un dirigente sindical asumió una posición en el gobierno, nada más y nada menos que en el Ministerio de Trabajo.
Cuando todos pensamos que eso nos significaría un escenario favorable para continuar avanzando, el señor “Lucho” Garzón, expresidente de la CUT, derogó el decreto que garantizaba el fin de las tercerizaciones, dando carta blanca a los empresarios para que contrataran mano de obra tercerizada y acabando con la lucha de los trabajadores y dirigentes colombianos.
Los colombianos pagaremos IVA cuando compremos una docena de huevos o un litro de leche. El presidente Santos promueve esta reforma tributaria “en nombre de la paz”.
La reforma tributaria en curso en el Congreso atenta contra la estabilidad y los derechos de los trabajadores colombianos y los pequeños productores y privilegia a los grandes capitales transnacionales.
Los trabajadores del Sintrainagro estamos a favor de la paz, pero en este punto tenemos muchas dificultades.
Nos hizo mucho daño la mediatización hacia afuera del país de las negociaciones por la paz y el acuerdo y firma previas al plebiscito que lo ratificarían.
La promoción de la figura de Santos por la prensa internacional y su nominación al Nobel de la Paz llevó a la derrota del Sí en el referendo del 2 de octubre, porque el pueblo colombiano entendió que si apoyaba el Sí, contribuiría a que Santos ganara el premio y ese tipo no se lo merece.
Lastimosamente los que votaron por el No ganaron por escasos 50.000 votos y ahí tenemos otro gran problema, un nuevo enredo en el proceso de paz.
Los trabajadores, las trabajadoras, los estudiantes y diversos movimientos sociales continuamos en la tarea de que el proceso de paz concluya.
Somos los más interesados en que las FARC se desarmen, porque los obreros fuimos las principales víctimas de este grupo guerrillero y de este conflicto que golpeó a Colombiadurante cinco décadas.
Queremos lograr la paz y valoramos la solidaridad internacional para llegar a esto. Como dirigente sindical apoyo este proceso y estoy comprometido con él.
En otro orden, quisiera aprovechar la oportunidad para proponer tanto al secretario regional de la UITA, el compañero Gerardo Iglesias, como al secretario general, Ron Oswald, la posibilidad de trasladar la oficina de la UITA en Bogotá hacia la región de Urabá, donde concentramos el mayor número de afiliados y donde estoy seguro que podremos mejorar el trabajo que ya venimos realizando en conjunto y contribuir al crecimiento de nuestra Internacional en el país.
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