Hay que repensar el mundo y la acción
de los sindicatos
Queridas compañeras y queridos compañeros:
Estamos aprendiendo a manejarnos en una situación para la cual nadie estaba preparado, combatiendo a un enemigo invisible, que no es más letal que otros virus pero se caracteriza por su capacidad de alta propagación.
La pandemia nos hace reflexionar el hoy y repensar el mañana. Una cosa está clara: no podemos seguir como hasta ahora, hay que modificar modelos de producción, de distribución y consumo, de lo contrario saldremos de esta pandemia para volver a caer en otra, pues hay que comprender que el planeta está enfermo.
En estas circunstancias, los sindicatos estamos asistiendo a millones de trabajadores y trabajadoras, dando asesoramiento jurídico, denunciando los atropellos del empresariado y los gobiernos que aprovechan esta situación para recortar beneficios, alterar las reglas de juego, reducir plantillas mientras ejercen una mayor presión de estrés y labor para aquellos que continúan activos.
En Argentina, además, las organizaciones sindicales hemos puesto a disposición nuestros sanatorios, centros de esparcimiento y e instalaciones deportivas para dar cobertura sanitaria.
Miles de camas de los hoteles sociales propiedad de los sindicatos ya están a disposición para albergar a la gente que llegó y continúa llegando del exterior y debe hacer cuarentena obligatoria, sean afiliados a un sindicato o no. La solidaridad sindical se manifiesta hoy en estas acciones que van más allá de las problemáticas cotidianas que los sindicatos enfrentamos a diario en los centros de labor.
El coronavirus ha dejado al desnudo también que para el neoliberalismo vale más la economía que la salud de las personas. El virus está en su ambiente cuando no se toman las medidas necesarias, oportunas, y no se cuenta con un sistema de salud eficiente, público y universal.
En nuestro continente, por desgracia, tenemos un trío de chiflados como Donald Trump, Andrés López Obrador y Jair Bolsonaro, que en Estados Unidos, México y Brasil, están llevando adelante políticas irresponsables, jugando con la vida de millones de personas.
Mientras eso sucede, miles de trabajadores y trabajadoras de la salud exponen sus vidas. Millones de trabajadores y trabajadoras de la agricultura y la alimentación también arriesgan sus vidas, en condiciones que ya eran bastante complicadas e inseguras antes del coronavirus.
En el sector de la hotelería, bares y turismo, se cuentan por millones las personas que han perdido sus empleos. Sólo en Argentina se estima que unos 500 mil puestos de trabajo están en peligro.
Hoy la pandemia está paralizando la economía mundial, y al ser menos agredido por la contaminación el planeta está más sano. Mientras los humanos estamos en cuarentena, los animales reaparecen en las ciudades, en los ríos y océanos. Es paradójico y sintomático que lo que debería ser producto de políticas públicas de protección y defensa del ambiente, ocurra como consecuencia de una catástrofe.
Desde hace décadas UTHGRA expresa en foros internacionales la necesidad de generar un turismo sustentable, de cuidar los recursos que pertenecen a las futuras generaciones, pero tengo la certeza de que no fuimos entendidos, quizás por considerar que los sindicatos solo debemos velar por salarios y condiciones laborales.
UTHGRA implementa en sus hoteles una política muy definida de sustentabilidad ambiental, y ello hace parte importante de nuestro quehacer sindical. Cuidamos los recursos naturales, promovemos huertas orgánicas, involucramos a los productores locales, entre otras tantas iniciativas.
Para brindar solo un elemento para la reflexión: nuestro hotel en Los Cocos, Provincia de Córdoba, en alta temporada tenía un consumo diario de 325.000 litros de agua. Hoy, con todos los cambios que hemos efectuado, no superamos los 60.000 litros diarios, y también tenemos un ahorro más que importante en el gasto de energía.
Sabemos por tanto que es posible generar cambios sustanciales en los modelos de producción y de servicios, porque lo hemos hecho y continuaremos profundizándolos. Por supuesto, no somos los únicos, muchos otros también han adoptado la sustentabilidad como norte, como ética. Pero aún no somos los suficientes.
Es imprescindible que las organizaciones sindicales de nuestra región, y del mundo, asumamos un rol más activo en este tema.
No podremos cambiar el rumbo de los actuales sistemas en soledad. Está sonando más fuerte que nunca la campana de la solidaridad, del encuentro, de la reflexión y la lucha colectivas, de las propuestas capaces de convocar a las grandes mayorías para darle una oportunidad al futuro.
Organizados, con nuevas ideas y estrategias y junto a la gente encontraremos los caminos hacia los cambios que precisamos.
Con rebeldía, coraje y nuevas propuestas saldremos adelante.
Con mi sindicalista y fraterno abrazo,
Norberto Latorre
Presidente Rel UITA