“Las condiciones de trabajo siempre han sido duras, igual nunca me pagaron el salario mínimo, ni las horas extras y el décimo tercer mes. Tampoco pagaban el séptimo día, así que me tocaba trabajar porque necesitaba el dinero.
Jamás aportaron al seguro social y ahora no podré jubilarme, ni finalmente descansar después de tantos años pasados en las plantaciones. Me toca seguir buscando trabajo para sobrevivir, aunque ni eso quieren darme ahora”, dijo María Gómez.
Se quedó sin trabajo hace seis meses. Junto a otras mujeres afiliadas a la subseccional del Sindicato de Trabajadores/as de la Agroindustria y Similares (STAS) en la empresa Melón Export S.A., propiedad de Fyffes, fueron “despachadas” antes que terminara la temporada.
“Nos dijeron que ya no había trabajo, pero sabemos que fue una represalia. Ahora no quieren contratarnos porque dicen que andamos con esta locura del sindicato. Ya no sé qué hacer”, manifestó preocupada Gómez.
“Se nos está perdiendo la cosecha de maíz, no vamos a tener ni para comer. Está duro esto. Esperamos que la presión de las organizaciones nacionales e internacionales que nos apoyan genere un cambio en la actitud de la empresa”, concluyó la trabajadora.
Próximamente, la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Agroindustria (Festagro) y el STAS visitarán nuevamente las comunidades de Permuta y Chagüites, para entregar ayuda alimentaria a las trabajadoras de las meloneras víctima de la arremetida patronal.
Paralelamente, las organizaciones nacionales e internacionales que integraron la delegación que en los días pasados visitó las comunidades, entre ellas la Rel-UITA, desarrollarán diferentes formas de denuncia y de presión hacia Melón Export y Suragroh.
92 trabajadores y trabajadoras mantienen su demanda judicial contra la empresa por el no pago de las prestaciones sociales adquiridas.