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40ª Reunión del CEL UITA
Con Moacyr Tesch

“Este es un tiempo de la derecha y los empresarios”

Para el presidente de de la Confederación Nacional de Trabajadores de Turismo y Hospitalidad (CONTRATUH), lo peor que le puede pasar a la izquierda es hacer las políticas de la derecha. Ese factor fue decisivo para que se generara el contexto que llevó al poder a Jair Bolsonaro.

“El movimiento sindical brasileño durante los gobiernos de Lula da Silva parece que estuvo anestesiado. No teníamos fuerza suficiente para hacer manifestaciones ni plantear las reivindicaciones que queríamos”, comenzó diciendo Moacyr en esta entrevista, realizada al término de la última reunión del Comité Ejecutivo Latinoamericano de la UITA, el jueves 6 y el viernes 7 en Buenos Aires.

“Creímos, con razón, que estábamos ganando mucho. Tuvimos participación en temas como salud, medio ambiente, género, una ley que determinaba un aumento del salario mínimo de forma automática según el IPC, pero como movimiento sindical en sí no avanzamos”.

-¿Por qué?
-Porque si bien las centrales obreras fueron reconocidas, no se gestó una ley que garantizara la sustentabilidad financiera de las organizaciones sindicales y sin dinero es muy complicado construir y movilizar.

En este momento, luego de la reforma laboral que suprime la obligatoriedad del impuesto sindical, las organizaciones de trabajadores están en bancarrota.

Sin ingresos fijos para el mantenimiento de los locales, se comenzó a prescindir de muchas personas. Hubo unos 10.000 despedidos.

Sindicatos desfinanciados

Además las organizaciones están teniendo que deshacerse de sus patrimonios, de locales, vehículos, están reduciendo los servicios prestados y quienes van a sentir esta merma serán los trabajadores y trabajadoras en las bases.

Los empresarios no necesitan del Estado para contar con los servicios básicos garantizados, como educación o salud, pero los obreros, la gente más pobre sí los necesita y también necesita a los sindicatos, que son la herramienta que tiene la clase obrera para garantizar derechos.

Nos tomó desprevenidos, no tuvimos tiempo para adaptarnos, pensamos que íbamos a frenar esta medida pero no fue así. Pasó por el Congreso Nacional sin consulta previa con los movimientos sociales ni con los sindicatos y ha sido lastimosa para la clase obrera.

Los grupos de poder dentro del Parlamento sintieron que era su momento, que era el tiempo de los empresarios e hicieron aquello que ni siquiera los militares se atrevieron a hacer.

Y estas medidas se arrastrarán con este nuevo gobierno, cuya primera medida contra la clase obrera es eliminar el Ministerio de Trabajo, un organismo con un peso no solo real para los trabajadores y trabajadoras sino que simbólico.

Sin este espacio, ¿qué haremos? ¿Dónde debatiremos las cuestiones de la OIT? ¿Dónde debatiremos deberes y derechos?

Este es un momento de la derecha, un mal momento para nosotros pero ya hemos tenidos tiempos malos y aquí estamos, y aunque nos han quebrado las piernas, no nos mataron, así que vamos a seguir en la lucha.

Ahora, este gobierno, de forma muy astuta, ha instaurado en el sentir colectivo que son los sindicatos los que explotan a los trabajadores y no el empresariado. Absurdo, ¿no?

Nuestro gran problema es cuando la izquierda comienza a manejarse con el discurso de la derecha.

-Dijiste en la reunión del CEL que eso fue lo que pasó con los gobiernos del PT, sobre todo con el segundo de Dilma Rousseff.
-Durante su segundo mandato Rousseff dejó de dialogar, dejó de convocar los Consejos de Gestión, los fue neutralizando, y esos Consejos fueron muy útiles durante los gobiernos de Lula.

Eran espacios de cooperación de donde salieron muy buenos proyectos para todos los sectores: empresariales, académicos, obreros, eclesiásticos. Gestaron políticas de Estado para mejorar la economía del país. Con Dilma no fluía la negociación y eso fue letal para su gestión.

Pero tenemos que evaluar el papel de la izquierda en los tiempos que corren en Brasil. Actualmente no existe una izquierda bien definida. Los intereses cambiaron, se cruzaron.

Por otro lado tenemos un problema muy grave que me preocupa particularmente. La izquierda sucumbió ante la corrupción. Tenemos mucha gente en prisión por este tema.

Eso desacredita a los movimientos sociales que siempre estuvieron de este lado. Habrá que repensarnos y reinventarnos para que no nos pongan a todos en el mismo saco.

De ahí surgió Jair Bolsonaro.

Autoritarismo con apoyo popular

En Brasil, el futuro gobierno tiene la visión de que si se pertenece a un movimiento social, se pertenece al PT y eso no es cierto.

La sociedad es mucho más diversa y compleja, pero con ese discurso el nuevo presidente quiere destruir derechos sociales, al movimiento de los trabajadores sin tierra, a los sin techo, poner fin a las políticas sociales que buscan equiparar derechos de minorías como los indígenas, las mujeres, los negros, los LGBTI.

La idea es terminar con todo.

Y lo peor de todo es que la sociedad está apoyando ese discurso.

El presidente electo llega a actos públicos y hace la venia. Afirma que toda persona de bien debe portar un arma para poder matar a los bandidos. No sé cómo va a instrumentar eso, porque te imaginas el caos que eso puede generar.

Lamentablemente este es el gobierno que tenemos, lo que nos resta es resistir.

Serán tiempos duros, por el momento estamos algo perdidos pero vamos a resistir. No nos queda otra.


En Buenos Aires, Daniel Gatti