No hubo bloqueos, no hubo toma de fábricas, no hubo cortes de ruta; sí en cambio hubo libre y pacífica circulación.
Este no sólo es el relato oficial de Atilra, sino que el mismo fue debidamente refrendado por el testimonio de escritura de constatación con fotografía incluida realizada por escribano público; como así también la constatación realizada por la policía de la provincia de Buenos Aires, ordenada por la Fiscalía número 2 de Mercedes.
En ambos casos la afirmación es coincidente: no hubo bloqueos, toma de fábrica, ni corte de ruta. Hubo una huelga pacífica total de parte de los trabajadores de esa planta fabril, con el acompañamiento de más de un millar de trabajadores lecheros que provenientes de distintas partes del país, llegaron a Las Heras para apoyar y acompañar a los trabajadores en huelga.
A los sectores de poder les resulta oprobioso que los trabajadores no sólo reclamen por sus derechos, sino que peleen por ellos.
Eso es exactamente lo que ocurrió con el plantel de trabajadores que prestan servicios en la firma Lácteos Barraza SA.
Hastiados de las persecuciones, del manoseo y de los incumplimientos, los trabajadores optaron por, decisión asamblearia mediante, recurrir a la huelga en el convencimiento que los derechos no se merecen, se conquistan y se conservan porque se custodian peleando por ellos.
No hubo un solo altercado, un solo incidente o algún hecho que empañara la medida de fuerza.
(…) A los trabajadores se les reconocerá los salarios caídos durante el conflicto y no se le descontarán premios ni adicionales; como así también la empresa dejó sin efecto los telegramas enviados oportunamente con motivo de la adopción de medidas de fuerza.
Viene ahora una etapa de diálogo constructivo y también la asignación de las categorías correspondientes para aquellos que las tengan mal asignadas.
Vale para el final una parte del mensaje de Héctor Ponce, secretario general del gremio, cuando les habló a los trabajadores agradeciéndoles el encomiable apoyo y la participación: “Nosotros no dependemos del elogio transitorio que puedan otorgarnos o negarnos los demás, sino de la capacidad que tengamos para cumplir nuestra misión”.
De eso se trata, de la misión que tienen que cumplir los sindicatos en la defensa de los derechos de los trabajadores.