Congreso internacional de trabajadoras domésticas
Con Marcelina Bautista
De red a federación
La Red Internacional de Trabajadoras y Trabajadores Domésticos decidió este lunes 28 en Montevideo, en su primer congreso, convertirse en federación para “dar mayor estructura y fuerza sindical a escala mundial a un sector marginado que mucho la necesita”, dijo a La Rel Marcelina Bautista, coordinadora regional para América Latina de la ahora Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar.
“Fueron dos días muy interesantes, de formación política, de formación al liderazgo los que tuvieron lugar aquí en Uruguay. Aprendimos enormemente de la experiencia de otras compañeras y todas pudimos comprobar que nos faltaba dar un paso fundamental: el de la unión integral para batallar con más fuerzas por nuestras reivindicaciones”, afirmó Bautista.
“Hasta ahora éramos una red de organizaciones dispersas, que actuaban cada cual por su lado, sin una coordinación estable. El paso hacia una federación es un paso importante hacia la visibilidad de nuestra labor, que en la mayor parte de los países es invisible y sojuzgada. Permite una unidad más formal, sindical, que nos unifica en un solo movimiento”, agregó.
El congreso, en el que participaron casi dos centenares de delegadas (y también de delegados) provenientes de 55 países, aprobó también un plan de acción centrado, fundamentalmente, en la promoción de la ratificación del convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre trabajo doméstico, la protección de las migrantes, que constituyen buena parte de la masa global de trabajadoras domésticas en el mundo y la exclusión del trabajo infantil.
“Son puntos generales de los que van a desprenderse planes de acción regionales y nacionales”, añadió Bautista.
“Una problemática común a todas nosotras en el planeta es la necesidad de visibilizar nuestro trabajo, desconocido y marginado por las sociedades y no protegido por los gobiernos, y la creación de instrumentos organizativos”.
América Latina, donde el número de trabajadores del sector oscila, según las fuentes, entre 14 y 17 millones, en su enorme mayoría mujeres, ha avanzado en la “visibilidad y la protección de esta mano de obra tan especial”, señaló.
Avances
Según Bautista, en el congreso se reconoció en particular los esfuerzos realizados por Uruguay (el primer país en ratificar el convenio 189 de la OIT, en 2012), Argentina, Brasil y Venezuela.
Pero hay otros en el que “el rezago es muy grande”. Entre ellos la sindicalista citó a su país, México, uno de los países con mayor número de domésticas en la región, por encima de los dos millones.
“México está en vías de ratificar el convenio, pero no lo ha difundido ni adoptado leyes. Por más de cuatro legislaturas hemos presentado proyectos de ley, pero ni siquiera han sido incluidos en la discusión”, señaló.
Bautista trabajó como empleada por más de 22 años, desde sus 14, y en 2006 asumió el secretariado general de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar (CONLACTRAHO).
“México tiene que ver todo este avance mundial. Me sorprendió ver en el congreso cómo los uruguayos, desde las autoridades de gobierno hasta los sindicatos, pasando por los investigadores, tienen integrado en su discurso los derechos de las trabajadoras, cómo hablaron del tema de la seguridad social, de la salud, de los derechos sindicales, y fundamentalmente de la negociación tripartita, algo fundamental porque permite normar los derechos”.
¡Sí se puede…!
“En muchos países se adoptan políticas públicas, pero la legislación no prevé acciones de fiscalización en el domicilio de los empleadores. Si Uruguay pudo hacerlo, ¿por qué no el resto? Las leyes las hace la gente”, dijo Batista.
“En México, apenas empezamos a hablar de contratos de trabajo o de organización sindical se nos dice que no, porque los contratos cuestan dinero y la organización sindical no es para nosotras, porque no tenemos un único patrón. Lo mismo sucede en Guatemala, en Honduras…”.
Recién ahora , después de la adopción del convenio 189 de la OIT, el conjunto del movimiento sindical latinoamericano está contemplando estos temas. “En México las centrales están empezando a considerarnos. Nosotras necesitamos de su apoyo para que nos ayuden a organizarnos, a veces no tenemos materiales para distribuir, nos faltan locales”, dijo.
Cambiar las cabezas
“Lo principal es llegar a convencer a nuestras propias compañeras. Les han metido en la cabeza que no tienen derechos, que las casas no son fábricas, que organizarse les puede costar caro, que lo único que saben hacer es limpiar.
El resultado es que están sujetas a todo tipo de abuso: mujeres despedidas después de 30 años de trabajo, sin motivo ninguno y sin amparo, que se quedan sin vida porque han vivido para otros.
Violencia física, sexual, discriminación por ser mujeres, por ser indígenas, soportar comer las sobras de ‘la familia’ como si fuera normal: ese ha sido el denominador común de las domésticas, y a lo que queremos poner fin de una vez por todas”.
El Sindicato de domésticas mexicano ha comenzado una campaña, que llamó “ponte los guantes”, a favor de la ratificación del convenio 189 y de la igualación total de derechos entre las domésticas y el resto de los trabajadores.
“Queremos que todo el mundo se ponga unos guantes como estos -dice, y señala un par de guantes verdes que repartieron en el congreso- hasta que la ley se apruebe.
Claro que vamos a tener que vencer la resistencia de congresistas muy ricos que tienen gran cantidad de domésticas a su servicio a las que dicen respetar. Dicen: ‘yo mi nana la trato bien’ y algunos habrá que las tratan bien, pero otros no. Sin ley no hay seguridad”, clamó Bautista.
Y concluyó: “no hay nadie en México que nos diga desde arriba ‘ustedes tienen derechos como cualquier otra persona’ y que nos habilite a nosotras a decir ‘reclamo mis ocho horas, mi jubilación, mi día festivo (el día que más trabajamos porque los patrones descansan)’. Dependemos de nosotras mismas”.
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Foto: Rel-UITA