SINDICATOS

Nuevo atentado contra un dirigente de Sintrainagro

Crónica de una tragedia anunciada

El 1 de julio fue vilmente asesinado el dirigente sindical Alberto Román Acosta, presidente de la seccional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Agroindustria (Sintrainagro) de Guacarí, en la zona azucarera del Valle del Cauca.

Al mismo tiempo el gobierno de Juan Manuel Santos viene aplicando una política de recortes en los esquemas de seguridad que ofrece a diversos dirigentes, lo que pone en peligro total la vida de estos trabajadores y trabajadoras.

La Rel dialogó con Medardo Cuesta, tesorero de Sintrainagro quien ha sufrido en carne propia esta violencia. Fue víctima en dos oportunidades de atentados contra su vida, la última en marzo pasado.

“Vivimos una situación muy preocupante porque estamos en pleno proceso de negociación colectiva, lo que lleva a que tengamos que movilizarnos de la zona donde habitamos. 

La situación es grave y delicada. Comenzamos las negociaciones el pasado 27 y cuatro días después nos matan a un dirigente y el gobierno insiste en recortarnos la seguridad”, relata.

Medardo recuerda que el gobierno nacional ha venido reduciendo los esquemas de seguridad, bajo el argumento de que Colombia está en un proceso de paz y eso facilitaría los mecanismos de defensa de la integridad, pero la realidad es bien distinta.

“El gran problema es que hay un tema puntual de seguridad con relación a Sintrainagro. En marzo pasado fui víctima de un atentado donde afortunadamente no sufrí daños físicos y apenas cuatro meses después nos asesinan a un compañero de nuestro sindicato. 

Esta situación, sumada a la de reducción de los escoltas en pleno proceso de negociación, torna nuestra realidad muy delicada”, lamenta.

El gobierno que mira para otro lado
Y todo está en perfecta armonía

Según informó el dirigente desde el gobierno les están negando la escolta. 

“Hemos tratado de todas formas que esto no sea así, convocamos al ministro del Interior, encargado de estos esquemas de seguridad, y todas las veces se nos ha sido negado. Ni siquiera nos conceden una reunión”, señala.

Medardo cuenta que la Policía tenía datos concretos de que se iba a perpetrar un homicidio en una cancha en Guacarí y tuvo la precaución de enviar efectivos a todas las canchas.

“Según el relato de testigos, cuando llegaron dos tipos en moto, uno de ellos se bajó y preguntó quién era Alberto Román Acosta. Alberto era un tipo sin maldad, tranquilo, sano, y dijo que era él. Ahí mismo un sicario -un chico de unos 15 años- lo ultimó”.

“Ambos fueron detenidos, el conductor de la moto y el que disparó y mató a Alberto. Así están las cosas en Colombia”, concluyó Medardo.