Conectar y desconectar contenedores en el predio de la terminal de operaciones portuarias de Chiquita Brands en Limón es el trabajo en el que Carlos se ha desempeñado durante los últimos siete años.
Cuando había mucho trabajo lo mandaban al área de lavado o al control de atmósfera de los contenedores.
En la misma terminal trabajó casi 9 años con otra compañía, desempeñándose como coordinador de cabezales.
Una vasta experiencia laboral que fue truncada abruptamente por Chiquita el pasado 3 de marzo.
“El sábado me tocó desconectar varias decenas de contenedores. Decían que los mandaban para APM Terminals, pero no era así.
Nunca nos explicaron qué estaba pasando. Tampoco vimos a los nuevos contenedores que Chiquita decía haber comprado.
A las 10 de la noche terminé mi turno y me fui a la casa.
El domingo, un compañero me avisó de que nos estaban despidiendo y que íbamos a reunirnos a las 7 de la mañana del lunes frente al predio.
Fue duro. Me quedé sin trabajo. Tengo cinco hijos, tres de ellos están estudiando. Tengo que pagar cuentas y no sé qué hacer”.
Carlos siente rencor por lo que le han hecho.
“Nunca me han tratado así. A mí y a los demás compañeros nos tiraron como perros a las calles. Chiquita no tiene dignidad”.
En Limón, Giorgio Trucchi