-¿Cuáles son los desafíos actuales de ANDE?
-Realmente son diversos. Estamos concluyendo un proceso de varios años que consistió en transformar una organización profesional en un sindicato clasista que abarca a todo el sector.
En términos prácticos se amplió el sindicato a los funcionarios no docentes de la educación como los conserjes, los administrativos que durante 76 años nunca habían sido incorporados.
-Era una estructura gremial…
-Si, la ANDE surge como gremio docente, para personas tituladas y hace apenas tres congresos que se dio esta apertura con énfasis en que los nuevos afiliados y afiliadas tengan una formación sindical, política y profesional de base.
ANDE representa a más de 50.000 trabajadores y trabajadoras, es uno de los sindicatos más grandes de Centroamérica y creemos que hay una necesidad intensa en formar, construir y desarrollar el pensamiento crítico de los integrantes de nuestro sindicato.
De esa forma no solo estamos apoyando a la educación pública como un derecho humano fundamental sino luchando por un país más justo e igualitario.
-Con esta nueva estructura ANDE adquiere una mayor densidad de clase y se prepara para nuevos escenarios. Es gratificante que compañeros de sectores como el rural reconozcan esta solidaridad del sindicato.
-Sí, desde la junta directiva es que se gesta ese cambio importante, porque entendemos que las organizaciones sindicales y sociales si no nos estamos reinventando y evaluando permanentemente somos estructuras que se tornan débiles.
De ahí que ANDE haya realizado alianzas con sindicatos del sector de la palma africana y de la caña de azúcar, como el del Ingenio Taboga, sindicatos pequeños que necesitan el respaldo de las organizaciones hermanas.
También realizamos un trabajo directo con las poblaciones indígenas porque entendemos que su derecho a la tierra, a su cultura y tradiciones es inalienable.
Hemos respaldado esta lucha de los pueblos originarios y nos sumamos al reclamo de justicia para los líderes indígenas asesinados, dos en menos de un año.
Tenemos por otro lado pequeños agricultores que están siendo muy golpeados por el sistema, excluidos, olvidados por el gobierno y allí está ANDE respaldándolos.
Y hacemos el mismo trabajo junto a los transportistas, a los taxistas porque el modelo actual es completamente excluyente y el pueblo está muy golpeado.
Somos un sindicato que no se limita al sector de la educación, estamos involucrados en la realidad de todos los trabajadores y trabajadoras de Costa Rica, de todas las familias.
-Y esta articulación con la Rel UITA que se dio de forma casi natural debido a una conjunción en el camino. ¿Cómo la evalúas?
-Se trata de algo más que un convenio de cooperación, es una alianza fundamental, nos abre las puertas a otros escenarios. Es estrechar la mano a una organización amiga, fraterna con la que compartimos el mismo corazón.
Y me gusta insistir en esta idea, porque no nos unen solo los retos o alianzas comunes, nos une el corazón de un pueblo que lucha por sus derechos, por mejores condiciones de vida.
La UITA ha tenido un papel fundamental en este proceso, porque solos no íbamos a poder.
Aprovecho para agradecer a la Rel UITA todo lo que viene haciendo no solo por sus sindicatos afiliados en el sector agrícola sino también en la difusión de los ataques que sufren los pueblos originarios. El reciente asesinato del dirigente indígena Jhery Rivera nos golpea en el alma.
Hacia afuera está el discurso de una Costa Rica democrática y justa pero no todo lo que brilla es oro y acá se está derramando la sangre de gente inocente cuyo único pecado es luchar por sus derechos.
La Rel UITA ha abrazado también esta causa y eso para nosotros es de vital importancia. Celebro que esta alianza se propague en el tiempo y que logremos una América Latina donde podamos ser libres de un modelo neoliberal que nos oprime y nos mata.
En San José, Gerardo Iglesias