En río revuelto, ganancia de pescadores. Movimiento obrero y coyuntura
Con Enrique Terny
32 CONGRESO del SATIF
En río revuelto, ganancia de pescadores
Los pasados 16 y 17 de abril el Sindicato Argentino de Trabajadores de la Industria Fideera (SATIF) celebró su 32 Congreso. En esa ocasión, dialogamos con su secretario general, Enrique Terny, sobre la actualidad del movimiento sindical argentino..
-¿Cómo encuentra al Sindicato este 32 Congreso?
–Creo que muy bien; lo que nos preocupa es el futuro. En nuestro país tenemos una situación inflacionaria cuyo final no se avizora, y aunque sea redundante debo manifestar que a quienes más perjudica es a los trabajadores.
Si bien es cierto que tenemos la herramienta de la negociación salarial -y a pesar de las contradicciones con el sector empleador, incluso encontrando buena predisposición por parte de ellos-, el esfuerzo por mejorar los salarios termina siendo licuado muy rápidamente.
Antes que nada por la inflación, y segundo por algunas políticas del gobierno como el impuesto a las ganancias, por el cual superar un ingreso determinado significa una quita a la asignación familiar que reciben los trabajadores.
Nosotros hemos trabajado en los últimos años con mucho esfuerzo, poniendo lo mejor para la organización sindical, la hemos mejorado, la hemos capitalizado, pero vemos que todo ese esfuerzo, toda esa recuperación se va diluyendo en la medida en que pasan los años y seguimos con un proceso de inflación como el que tenemos.
-Se ven caras nuevas y jóvenes en la organización.
-Sí, y por suerte hay muchos compañeros nuevos que se están incorporando, lo que significa un buen futuro para la organización.
-¿Cómo ves al movimiento obrero argentino en la actualidad?
-¡Lo veo mal!
Aquella unidad monolítica siempre fue parte esencial de una visión general, porque en el mundo sindical la estructura siempre había sido respetada. Pero hoy tenemos cinco centrales sindicales que, probablemente, no representan sino a las ambiciones personales de cada uno de los que han integrado esos grupos.
La realidad es que si no se logra cambiar este escenario no hay duda de que los únicos perjudicados van a ser los trabajadores. Cuando un movimiento obrero no está bien estructurado para ser realmente un actor social de peso en un país, entonces está claudicando.
Hoy tenemos distintas centrales sindicales, y algunos dirigentes, aspiran a formar su propio partido político. Creo que esto realmente no sirve.
Uno ha recorrido parte del mundo, y cuando veía en otros países de Latinoamérica que actuaban hasta 10 centrales sindicales, decíamos: “No puede ser, en Argentina esto nunca podría ocurrir”. Pero “La única verdad es la realidad”, como decía el general Perón, y esa realidad es la que tenemos que cambiar. Si esto no se modifica lo sufrirán todos los trabajadores.
-¿Qué otras cosas tiene que cambiar el movimiento sindical argentino para estar a la altura de las circunstancias?
-Creo que el movimiento obrero tiene que entender que es un actor social importante dentro de la sociedad, y como también decía el general Perón, debemos ser todos artífices del destino común y no instrumentos de la ambición de nadie.
Lo que nosotros siempre pregonamos: unidad, solidaridad y organización, es lo que menos ponemos en práctica frente a un gobierno.
Y esto es lo que no puede perder de vista el sindicalismo argentino, que ha superado un montón de dificultades, ha enfrentado dictaduras, ha tenido perseguidos y desaparecidos; realmente tiene que cumplir el rol de dinamizador de la sociedad para que vayamos hacia un país sustentable en el tiempo, para que cada día los trabajadores argentinos, sindicalizados o no, tengamos un país mejor.
Argentina tiene las condiciones no como se decía de ser “una gran potencia”, sino simplemente “un país para ser vivido”.
Foto: Nelson Godoy