en 20 años
“Los arrecifes coralinos del Caribe han sufrido una destrucción masiva de corales desde principios de los años 80 debido a una extensa variedad de impactos humanos que incluyen el crecimiento explosivo de la población, la sobrepesca, la contaminación de las zonas costeras, el calentamiento global y las especies invasoras”, señala.
“Las consecuencias de estos impactos implican el colapso generalizado de las poblaciones coralinas, el incremento de grandes algas (macroalgas), brotes de decoloración y enfermedades en los corales, así como la incapacidad de recuperación de los corales frente a fenómenos naturales como los huracanes”.
Inicialmente la comunidad científica consideraba que el calentamiento del mar a consecuencia del cambio climático era el principal causante de la desaparición de los arrecifes de coral. Sin embargo, el estudio revela que la mayor amenaza es la pérdida de fauna marina, que constituye una defensa natural contra la invasión de algas y otras especies.
“La pesca artesanal de subsistencia juega un papel primordial en la mayoría de las economías caribeñas, pero sus consecuencias en los arrecifes coralinos son catastróficas. La sobrepesca ha conllevado a reducciones vertiginosas de peces herbívoros, especialmente los grandes peces loro, los herbívoros más eficaces del Caribe, pero los más vulnerables a todos los tipos de pesca salvo el anzuelo y el sedal”, afirma el documento.
La casi desaparición del pez loro y del erizo de mar (diadema antillarum) ha roto el delicado balance de los ecosistemas coralinos. Ambas especies se alimentan de algas y no permiten su proliferación.
El estudio indica que los arrecifes de coral más saludables son aquellos donde hay mayor población de pez loro, incluyendo el Santuario Marino Nacional de Flower Garden Banks (Estados Unidos) en el Golfo de México, y las islas de Bonaire y Barbudas, donde se ha restringido o prohibido prácticas pesqueras que perjudican a esta especie, incluyendo las trampas y la pesca submarina.
Por el contrario, en Jamaica, Florida y las Islas Vírgenes (Estados Unidos), donde los peces loro no están protegidos, los arrecifes de coral han sufrido un enorme deterioro.
Carl Gustav Lundin, director del Programa Mundial Marino y Polar de la UICN, asegura que “Es verdaderamente alarmante la velocidad a la que los arrecifes de coral están disminuyendo.
Pero este estudio trae una noticia muy alentadora: el destino del coral del Caribe no está fuera de nuestro control y hay algunos pasos muy concretos que podemos tomar para ayudarlo a recuperarse”.
recomienda se incluyen:
Adoptar estrategias de conservación y gestión pesquera que lleven a la recuperación del pez loro y el restablecimiento del equilibrio entre algas y corales;
Incorporar los recursos necesarios dirigidos a impulsar actividades económicas alternativas para quienes puedan verse afectados por las restricciones sobre la pesca del pez loro;
Incorporar al pez loro en la lista de especies del Protocolo Relativo a las Áreas de Flora y Fauna Especialmente Protegidas en el Caribe;
Compartir con las comunidades indígenas y locales y con otros sectores interesados información sobre los beneficios que este tipo de estrategias tendrán para los ecosistemas de los arrecifes de coral, así como en la recuperación de la población de peces y en las economías de las propias comunidades.