En base a la experiencia del programa de educación en Brasil, su cúmulo de historias, éxitos y frustraciones, iniciamos un nuevo capítulo en Perú en 1986. La UITA tenía 4 organizaciones afiliadas en el citado país.
El trabajo realizado por Fausto Godofredo León, la difusión de los círculos de estudio y el interés por la formación sindical de parte de una juventud decidida a dar pelea, explican el crecimiento que la Internacional registró muy rápidamente. Tal es así que un año después sesionó la Convención de Trabajadores de la Alimentación, aprobándose la creación de un Comité de Coordinación.
Hay que recordar que en esos años (1980 hasta fines de los años 90) se instauró la llamada época del terror en el Perú, conflicto armado que dejo 184 mil víctimas, de las cuales 92% fueron civiles.
A inicios de 1990 tuvo lugar el 1er. Encuentro Nacional Trabajadoras de la Alimentación del Perú, en alianza con el Centro de la Mujer Peruana «Flora Tristán». Allí participaron 34 compañeras de 17 sindicatos, resolviéndose constituir el Departamento de la Mujer del Comité de Coordinación.
En la 2da. Convención Trabajadores de la Alimentación (noviembre 1990), asisten 75 delegados representando a 3 federaciones y 34 sindicatos que aprueban fundar la Coordinadora de Trabajadores de la Alimentación y Afines del Perú (COTAAP), que se afilia a la UITA.
El crecimiento fue tal, que en la X Conferencia de la Rel UITA (Buenos Aires, 21-25/10/91), la peruana fue la tercera delegación más numerosa.
Pero en América Latina las certidumbres y momentos buenos tienen patas cortas y llegó Alberto Fujimori.
Su período de gobierno (1990–2000), se caracterizó por la violación sistemática de derechos humanos, la privatización de amplios sectores de la economía y un mortal ataque al movimiento sindical y demás organizaciones populares.
No hay organización sindical que no haya sido perseguida o cuya membresía no sufriera drásticos recortes motivo de los despidos masivos o por procesos de tercerización que cumplieron (cumplen) con dos objetivos: disminuir los costos laborales y golpear la organización sindical.
La Coordinadora de Trabajadores de la Alimentación y Afines del Perú, como tantas otras estructuras, no logró sobrevivir. Una estructura que reunió a más de 10 mil trabajadores y 8.500 afiliados a la UITA.
También es cierto que en América Latina matan a la gente, pero no matan las ideas. En 2000 un nutrido grupo de jóvenes sindicalistas con el respaldo de la UITA y la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), se lanzan al proyecto de crear una federación de la industria de la alimentación.
Un 17 de julio de 2000, 16 sindicatos conformaban la Federación Nacional de Trabajadores, Sector Alimentos, Bebidas y Afines (FNT CGTP ABA).
En sus dos décadas de lucha se incrementó el número de convenciones colectivas, se conformaron nuevas organizaciones y se avanzó en numerosas alianzas estratégicas.
Hoy, como la mayoría de las organizaciones en América Latina, la Federación se defiende del despiadado ataque proveniente desde filas del gobierno y el empresariado que aprovechan la pandemia del Covid 19 para profundizar la violación de derechos humanos y libertades sindicales que la dictadura de Fujimori iniciara en los años 90.
La Rel UITA saluda a todas las bases de ABA y a su aguerrida dirección.
¡Larga vida a la Federación!