-¿Cuánto hace que vienen trabajando en la idea de crear el sindicato?
-Llevo 37 años como trabajadora sexual, y durante muchos años, cuando parecía que teníamos todo listo para conformar el sindicato, el proyecto se caía.
Pasaron cinco años del primer intento y volvimos con la tentativa de hacer el sindicato, pero sucedió lo mismo, luego pasaron otras dos décadas, hasta que lo logramos.
Este es un proyecto para todas las compañeras trabajadoras sexuales, pues tiene alcance nacional.
-¿Cuál es el principal objetivo del sindicato?
-Primero, que las compañeras sepan que tienen una defensa, un respaldo.
Hay que prepararlas para que entiendan sus derechos, que se respeten y se hagan respetar como trabajadoras sexuales.
El segundo objetivo es seguir la lucha, para que todo Perú sepa que ahora no estamos solas y que tenemos el respaldo tanto de ABA, la UITA, como de la CGTP.
-¿Una de las campañas que piensan desarrollar es sobre la prevención?
-Como trabajadoras sexuales, la mayoría somos educadoras, trabajamos para el Ministerio de Salud, que nos prepara y capacita en ese sentido.
Hemos tomado ese liderazgo para comunicar a las demás compañeras el valor que tenemos como trabajadoras. También para civilizar a los administradores y dueñas o dueños de locales, donde se vive mucho la discriminación.
-Es un sector donde hay mucha violencia, ¿cierto?
-Sí, hay violencia de los administradores, dueños de casa de citas, en la policía, en los serenazgos*. Estamos intentando sensibilizarlos.
-¿Una trabajadora sexual se puede jubilar en Perú? ¿Puede realizar aportes a la seguridad social?
-Todavía no. Tuvimos un Sistema Integral de Salud (SIS) por dos años gracias a un gobierno regional en el Callao, pero luego lo eliminaron.
Después nos inscribirnos como trabajadoras autónomas. Esto ha favorecido a muchas chicas, que además se han inscrito junto con sus hijos.
-¿Qué beneficios ofrece estar afiliada al sindicato?
-El principal es el respaldo de una organización que va a responder ante cualquier situación, ante cualquier atropello de los administradores de las casas de cita.
-Las compañeras que no trabajan en locales, ¿también se afilian?
-Sí, tenemos varias afiliadas.
-¿Por qué meretriz?
-Por necesidad. Era madre sola, mis padres eran muy mayores y soy la última de mis hermanas. Tuve que hacerme cargo de mis hermanos más pequeños. Eran como dos hijos más, aparte de mis dos hijos, y tenía que luchar por todos ellos.
Una amiga me explicó cómo era la forma de trabajar, me dijo que no me enamorara, que tenía que pensar en mis hijos y en mis padres.
Mi madre, que en paz descanse, siempre decía: “el amor se entrega de la boca para afuera, no para adentro”. Así me hice trabajadora sexual.
Con este oficio pude criar a mis hijos, que son profesionales. También mis nietos son profesionales. Pude tener casa propia y me siento orgullosa de lo que logré.
-¿Notas mucha discriminación hacia ustedes de parte de la sociedad?
-Sí, pero una debe saber lidiar con eso con la cabeza en alto.
Yo nunca permití que nadie me discrimine. En este oficio se aprende bastante, lo bueno y lo malo. Yo me quedé siempre con lo bueno.
Quizá donde más notamos la discriminación fue en este proceso de conformar el sindicato, cuando golpeamos puertas que no se abrieron.
-¿Pensaste abandonar la lucha alguna vez, de abandonar el proyecto de conformar el sindicato?
-No, nunca.
A Azucena Rodríguez, la presidenta de la organización, le dije que algún día íbamos a lograrlo. Pasaron dos años y acá estamos con nuestro sindicato.
Vamos a seguir adelante.
*Servicio de seguridad a la ciudadanía que presta cada municipalidad.