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Con Alejandro John
Avanza lentamente la negociación con el gobierno

Movilización y diálogo

El gran descontento social que prima en Panamá tiene causas bien tangibles: el nivel de desempleo llegó al 10 por ciento en este año, la informalidad laboral al 48,2, los combustibles aumentaron 47 por ciento, los medicamentos alcanzaron un precio desorbitante. La Rel conversó con Alejandro John, secretario general de la Federación Unitaria de la Clase Trabajadora (Fuclat), para conocer cómo sigue la mesa de diálogo única instalada luego de meses de movilizaciones y protestas populares.

Gerardo Iglesias

16 | 08 | 2022


Alejandro John | Foto: Gerardo Iglesias

-¿En qué instancia está la mesa de diálogo con el gobierno?
-Ha habido avances, pero siempre el sacrificado es el pueblo. Por ejemplo, subsidian todo, pero los subsidios no son más que los impuestos que paga la gente y préstamos que se piden y luego el pueblo paga.

Se trata de negocios muy lucrativos y soy de la opinión que no se puede subsidiar cuando hay márgenes de ganancia amplios. Los subsidios deben aplicarse cuando hay pérdidas, pero en todos estos negocios hay ganancias muy lucrativas.

La idea, entonces, es mantener al empresario con su margen de ganancia, mantener los subsidios, y esta es una de las discusiones que estamos dando.

-¿El nivel de indignación en la gente sigue alto?
-Permanecemos en constante movilización. Estuvimos movilizados el lunes 8 en todos los centros de trabajo a partir de las 6 de la mañana durante una hora. Y en la tarde volvimos a movilizarnos hacia las arterias principales, con tranques y actividades.

La idea es ir a la mesa de negociación mostrando capacidad de movilización.

En el interior del país las cosas están más fuertes, en especial en Veraguas, el principal bastión de lucha. Allí, cada vez que hay alguna reunión se movilizan todos los docentes nucleados en la Asociación de Educadores Veragüenses (AEVE), afiliada a la Fuclat y miembro, como nosotros, de la Alianza Nacional por los Derechos del Pueblo Organizado (Anadepo).

-¿Qué crees que va a salir de todo esto?
-Es la primera vez en sesenta años que el pueblo se levanta así en Panamá y hemos logrado sentar al gobierno, sin los empresarios, en una mesa a negociar. Esto no se daba antes.

Los empresarios aquí tienen plata, pero no credibilidad y por eso no les hemos permitido llegar a la mesa de negociación.

Hemos avanzado en varios puntos, como por ejemplo reducir o poner un tope al precio de 72 productos de la canasta básica. La gasolina quedó en 3,25 dólares el galón. Sin embargo, creo que hay todavía mucho margen de ganancia en la gasolina.

La mafia de los medicamentos

-Un capítulo aparte se focaliza en el precio desorbitante de los medicamentos…
-Exacto. Un mismo medicamento que compro en Colombia a 30 dólares, en Panamá vale 80.

-El mismo medicamento para el tratamiento de la hipertensión arterial que cuesta 40 dólares en Uruguay, reconocido como un país caro, tiene un precio de 66 dólares en Panamá…
-Así funciona aquí. Los precios de los medicamentos están entre los más altos del mundo.

En Panamá hay una verdadera mafia conformada por cinco farmacéuticas que juegan con la salud del pueblo. El pueblo es prisionero de esa mafia, es un negocio muy lucrativo que viene siendo denunciado desde hace años.

En este sentido se acordó que se bajara el precio de 170 medicamentos por seis meses. Mientras tanto se hará una nueva ley que permita la libre competencia de venta de medicinas.

En eso estamos.